Hay momentos en la vida que nos exigen tomar decisiones y hay realidades que no se pueden esconder. Hoy estamos en un momento bisagra para la Provincia de Buenos Aires. Un momento que nos exige, como nunca antes, ponernos en marcha para transformar una realidad que nos duele.

Buenos Aires es una Provincia rica que hoy, por la desidia y la impericia, está estancada. Seis de cada diez personas son pobres. En el segundo trimestre del año pasado casi 1.400.000 bonaerenses se quedaron sin trabajo. Los chicos no fueron a la escuela durante más de un año y a muchos les cuesta entender un texto cuando lo leen. Se cometieron 77.240 delitos entre enero y mayo, uno cada tres minutos. Y miles de productores ya no pueden exportar su trabajo al mundo. Es insólito: en el país de las vacas, no podemos exportar carne.

Hoy, en Buenos Aires, la realidad le ganó al relato. Pero lo más importante es que podemos cambiar esta realidad.

Me niego a pensar que esto puede seguir así. Me niego a aceptar que nuestro futuro es la desilusión, la desconfianza y el fracaso. Me niego a pensar que tenemos que conformarnos.

A veces escucho que Buenos Aires es una provincia inviable y me pregunto: ¿Cómo va a ser inviable una provincia que produce el 40% de lo que se consume en el país? ¿Cómo va a ser inviable una provincia con tierra fértil y un campo pujante que exporta al mundo? ¿Cómo va a ser inviable una provincia con minería, pesca, industria y universidades? ¿Cómo va a ser inviable una provincia con playas, con sierras y con tradiciones como las que tiene Buenos Aires? Y lo fundamental: ¿Cómo va a ser inviable una provincia con gente de laburo que quiere salir adelante? Tenemos que decir basta. Existe una manera distinta de hacer las cosas y de encontrar soluciones a los problemas. Una manera que no está en la grieta ni en la chicana, está en el esfuerzo, en el trabajo y en la capacidad de dialogar entre todos para cambiar las cosas.

La Provincia tiene todo el potencial para salir adelante. Lo que hay que hacer es unir este potencial y darle un rumbo. Y creo firmemente que podemos hacerlo.

Por eso vine a poner el cuerpo, a estar cerca. A enfrentar los problemas como estoy acostumbrado a hacerlo: con empuje, con gestión y con decisión. Soy parte de un equipo que hace y defiende valores innegociables: la honestidad, el trabajo, el hacer que el esfuerzo de todos valga la pena, la libertad, el derecho a la educación y a la salud.

En la Provincia necesitamos nuevos liderazgos. Necesitamos personas que escuchen, no que echen la culpa. Personas que inviten a construir un mejor futuro, sin imponer, ni maltratar.

Hoy empieza un camino largo. Un camino en el que no hay lugar para las recetas ni las fórmulas mágicas. Un camino que necesita trabajo, esfuerzo y planificación. Yo sé que muchos de los problemas que tenemos llevan años, y que no los vamos a resolver en poco tiempo. Pero tenemos que empezar hoy.

Yo quiero asumir ese compromiso. Estoy convencido de que juntos podemos sacar la Provincia adelante.

Transformemos la Provincia. Hagámoslo, hagámoslo juntos.

(Por Diego Santilli – precandidato de Juntos a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires)