Se trata de un espacio de catorce hectáreas que se creó en 2012 con más de un objetivo: mitigar las inundaciones y la erosión de los suelos, absorber los gases de efecto invernadero y concientizar sobre la importancia del cuidado medioambiental a través de caminatas de sensibilización, talleres educativos, circuitos autoguiados, avistaje de aves y visitas guiadas.

“Tenemos un sector que pertenece al ambiente de pastizal pampeano que conforma un relicto con características originarias de la región y alberga una gran biodiversidad", afirmó Leonela Aranguren, guardaparque de la reserva.

En un jardín silvestre cultivan especies nativas como aljaba, bandera española, chilca del monte, cola de caballo, dama del monte, flor de santa lucía, helecho, jazmín del paraguay, jazmín de la selva y lantana amarilla.

Ombúes, acacias negras, molles, chañares, algarrobos, araucarias, espinillos, laureles, robles, coronillos y timboes completan el paisaje junto a aves como el chingolo, el hornero, el carpintero, el picaflor común, la calandria grande, el pirincho y el benteveo común. Allí también habitan comadrejas, liebres, cuises, lagartos overos y culebras.

Los y las visitantes que caminan por los senderos destacan la intensa arboleda, el silencio y la paz que sienten en la reserva. “La eligen porque es un pulmón verde en medio de la ciudad y tiene características muy distintas a una plaza. En verano vienen al bosque para buscar refugio, sombra y temperaturas más frescas”, señaló.

 

Es el entorno natural perfecto para tomar unos mates o disfrutar de un almuerzo en las mesas y sillas que dispone el predio. Está abierta de miércoles a domingo, y feriados de 09:30 a 17:00, en otoño e invierno; y de 09:00 a 18:30, en primavera-verano.