Todo al Estado y que tiemblen los privilegios

Escribe Javier Parbst*

Estos últimos años vertiginosos, vorágines, inflacionarios, nos están mostrando cada vez más claro lo que ya todos sabemos y no todos aceptamos. El libre mercado es una ficción apátrida e inmoral para los Pueblos. Y la verdad, no queda más que un gracias socialista a la existencia de los Estados Nacionales. Si, decimos socialista para que se mueva nervioso en la silla, porque hasta eso lograron, demonizar las palabras, los términos y sobre todo sus significados. Hoy resulta que socializar es malo, paradojas de la hipocresía; al igual que ser revolucionario que no es más que querer trastocarlo todo para mejor.

Vilipendiados, mancillados, humillados y burocratizados, los Estados Nacionales demostraron en la Pandemia del Covid-19 ser garantía de seguridad social, humanismo y directores de catástrofes. En nuestra Patria, vanguardia a nivel mundial de protección socioeconómica general, el Estado se hizo cargo de la salud, el empleo y la comida del Pueblo todo. Mientras un sistema de salud gigantesco donde los actores privados, que son quienes se llevan “la ganancia” del sistema, no pusieron ni resignaron un peso en pos de nuestra población. Los laboratorios en el mundo ganaron millonadas con las vacunas que garantizaron, cuando no, los Estados Nacionales. Los especuladores de siempre se enriquecieron aún más. Acá los empresarios acostumbrados a no perder nunca se ampararon en el Estado para pagar sueldos y hasta vimos a enemigos acérrimos del Peronismo haciendo la filita para cobrar subsidios.
¿Y aparecen “opciones políticas” que ven la solución en achicar los Estados?

Irónico. Mientras trabajamos para poner a la Argentina de pie, un tipo despeinado, “rubio y de ojos celestes” como le gusta describirse, a los gritos nos viene a hablar de “la libertad”, “la carga fiscal” y la “casta”. Cuando hablan de carga fiscal, es la de los ricos, la de las empresas, no la tuya, no te la creas, en el fondo defienden eso. Recordemos que antes vinieron con grandes patillas y disfrazados de Facundo Quiroga, pero sirviendo los mismos intereses; los de las Elites económicas, los intereses de la oligarquía. Ya es hora de discernir de una vez por todas, De Narvaez, Lavagna, Milei, Randazzo, siempre surge uno “espontaneo”, el nuevo “fenómeno”, son las opciones de cada elección para que no votemos al Peronismo, pero sirven todos los mismos intereses, los de unos pocos.

De ahí para adelante es pensar en nacional. No es con libre mercado que nos salvamos todos, así solo se salvan los mismos de siempre: ellos. Es lo que se viene probando hace décadas fracaso tras fracaso, liberalismo, libertad de mercado, importaciones indiscriminadas de lo que podríamos fabricar acá, privatización de empresas estatales descapitalizándonos, economía dependiente de los países del Norte. Eso no funciona más, aceptémoslo.

Los únicos proyectos de liberación a nivel global -léase todos los países demonizados por los Estados Unidos-, son proyectos con fuerte intervención estatal, dirección centralizada de la economía y fuerte proteccionismo, acompañado por un Pueblo con conciencia del momento histórico. Es la única forma de enfrentarse al “capitalismo salvaje” como le decía Chávez y como es. Y luego de la pandemia lo es aún más, los ricos son cada vez más ricos ¿y nosotros nos vamos a creer que todo se va arreglar achicando los Estados y quedando a merced de esas empresas que nunca contestan nuestros reclamos o nos pasean por su burocracia hasta el hartazgo?

Volvamos a creer en nosotros mismos. Es el Estado quien, con fuerte intervención en la economía, con empresas mixtas y estatales, recuperando los servicios públicos que dan ganancia -y la giran al exterior- y con nuestros recursos naturales que al decir de una de las constituciones mas estudiadas del mundo, la justicialista, son: “imprescriptibles e inalienables de la nación…”, puede realizar la grandeza de la Patria llevando soluciones ahí donde el mercado excluye.

El Estado es nuestro mejor logro como sociedad. La humanidad logra con la conformación de los Estados, comunidades colectivas con objetivos mutuos y tradiciones hereditarias. La trascendencia como sociedad tiene en el Estado su mayor apoyo. El individualismo que se exporta y globaliza hoy choca contra la resistencia colectiva de los Pueblos quienes tienen como último recurso institucional ante claudicaciones y traiciones de políticos profesionales, la recuperación del Estado y la puesta de éste al servicio del Pueblo.

Y como decimos siempre: se trata de hacer lo mismo que hicieron todas las potencias del Norte para engrandecerse, fortalecer al Estado para agrandar la Nación.

*El autor es dirigente de Peronismo Revolucionario en Tigre.