En medio de discursos antagónicos y maniobras de prensa, finalizó el juicio que dirimió la responsabilidad política de Anibal Ibarra en cuanto al caso República de CromañonRepresentantes de la más tradicional izquierda, representantes de la más conservadora derecha, representantes por partidos y bloques independientes dieron el voto tras casi cuatro meses de análisis de testimonios y documentos, que revelaron la responsabilidad política de Anibal Ibarra, Jefe de gobierno porteño.

Y quizá esta sea la clave: hablamos de representantes, personas votadas por la mayoría de los vecinos de Buenos Aires. No fueron golpistas que atentaron contra la democracia, que se instalaron en el poder tras eliminar a su adversario con maniobras extraconstitucionales.

El principal argumento de Ibarra acusaba de Golpe institucional a aquellos que lo juzgaban dentro de lo estipulado por la constitución de la ciudad autónoma de Buenos Aires, que no debe, no puede estar en contra de los principios supremos de nuetra carta magna. Un argumento pueril, teniendo en cuenta que Ibarra conoce de leyes tanto o mas que su abogado.

Ibarra fue encontrado responsable político no penal. Ibarra fue juzgado por su rol, su desempeño, y las consecuencias de este para servir de caldo de cultivo de una tragedia evitable.

Quizá en el futuro, los intendentes piensen mejor si corresponde habilitar o no un predio al acceso público, quizá, deleguen en hombres probos y no en amigos o complices el desempeño de la función pública.

Quizá en el próximo acto de inauguración de una empresa, una industria o un centro comercial, se pregunten -antes de tomar la foto que dirá "acá se invierte por la gestión de fulano"- si cumplieron con las normas vigentes, si las oredenanzas contemplan las situaciones particulares, si su hijo asistiría a este lugar, y si sus colaboradores serán capaces de contar cuanta gente ingresa, y cuanta debería ingresar.

Una vez mas, sin revancha, pero con memoria resta saber si no alcanzó con los muertos de Kheyvis para conmover a los inspectores, a los funcionarios, a los intendentes. Una vez más se hace inevitable sumarle a los 194 muertos de Cromañon los 17 muertos de Kheyvis.

Ahora, es momento de descalificar el voto de cada uno de los que votaron por la destitución, razones sobran. Ahora es momento de acudir a una justicia que en más de una dícada no logró sentenciar a los responsables de Kheyvis, para que haga lo propio con Cromañón. Ahora es momento de decir que respetar la constitución de la ciudad es un golpe institucional, que Macri es golpista, que Carrió se asoció, que los únicos votos que cuentan son los que votaron a Ibarra, y que los votos de los legisladores que lo destituyeron -Nadie gobierna sino a travís de sus representantes- no cuentan, simplemente por que esta vez les fueron adversos. Simplemente por que no pudieron imponer la mayoría, no pudieron manipular lo que los papeles, los testimonios, las pruebas, y la realidad comprobó, y los legisladores, simplemente en uso de sus facultades, usaron para fundamentar su voto.

El voto de los representantes. El voto de la destitución.  

Fuente: infoban.com.ar