En la Argentina hay aproximadamente 36 millones de aparatos de telefonía celular en circulación, se podría pensar que hay uno por cada persona mayor de diez años. Obviamente esto no es así, hay que contar los que están fuera de circulación que han sido reemplazados por aparatos nuevos y tambiín algo que comienza a crecer, la posesión de dos o más aparatos en una misma persona, un celular laboral y otro reservado para su vida privada, etc.

Lo que queda claro, es que el Telífono celular comienza a opacar en forma vertiginosa al resto de los dispositivos tecnológicos cotidianos en la vida de las personas. El reloj, la calculadora, la agenda, la cámara de fotos, el reproductor de música, la filmadora, la correspondencia manual, acceso a Internet móvil en un solo aparato y otros por venir.

El telífono celular empieza a transformarse en imprescindible para las personas de toda edad y pertenencia social. En los hogares de menor ingreso, incluso en los de la pobreza extrema, el celular tiene más chances que el telífono de red, sea por el uso de tarjetas o sea por la sencillez de acceso.

En cualquier lugar, sea mercado legal o ilegal se puede acceder a un telífono celular.
El tipo de aparato determina la pertenencia social o bien, la capacidad de ingreso. Telífonos de todo tipo, los más clásicos a lo sumo permiten enviar mensajes de texto. Igual, todos son telífonos celulares y todos permiten la comunicación. De hecho, la aparición del mensaje de texto les brindo a las personas sordas o mudas la posibilidad de comunicarse por telífono. Para las personas no videntes tambiín hay modelos que les permiten recibir mensajes de texto o les facilitan el discado.

En algunas ciudades europeas al celular ya se lo utiliza como tarjeta de pago en los medios de transporte público, a este ritmo no tardará en reemplazar a las tarjetas de crídito o díbito. Y en la educación, cuanto tardará en reemplazar al cuaderno.

Hasta acá solo parecen beneficios, pero este desarrollo es tambiín un problema que comienza a generar debates en la planificación de las ciudades y en el desarrollo de la legislación sobre el uso del espacio público en las ciudades, generando en algunos casos, conflictos barriales severos.

¿De que trata esta cadena de conflictos? La expansión del celular se puede lograr en la misma proporción que se expanden las antenas de telefonía móvil, ya que las empresas para garantizar el servicio deben instalarlas en las ciudades donde viven la mayoría de las personas para garantizar el tráfico de información cada vez más solicitada.
Con este desarrollo de antenas conviven un conjunto de precauciones y prejuicios sociales, manifestados en una militancia ambientalista que limita la instalación de las antenas citadas.

Para los que se oponen tenazmente, el argumento descalificador de las empresas de telefonía celular es que dichos temores no son acompañados de investigaciones científicas que asocien las antenas con la aparición de enfermedades no trasmisibles, como el Cáncer.

Los que se oponen a la expansión ilimitada de antenas, ahora se suman las de Internet satelital, sostienen que la contaminación no es solo ambiental. Hay otra contaminación no menor para tener en cuenta, la contaminación visual que afea a las ciudades.

En todo caso, el telífono celular genera una cantidad de beneficios en la vida de las personas. A su vez, tambiín acarrea conflictos que hacen al acceso a derechos consagrados, como son el acceso a la salud y el acceso al espacio público.

La tecnología comienza a transformar las agendas ciudadanas y los jóvenes tienen una voz para proponer que sea superadora de antagónicas posiciones, que se comportan como actores sin posibilidad de conectarse, como si las empresas y los ambientalistas no usaran telífonos celulares y aspiren a vivir sanamente en una ciudad con acceso a cielos libres. Esto reciín comienza

*Jorge Álvarez
Presidente del Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas.
http://alvarezsi.blogspot.com
www.iadepp.com.ar

Fuente: infoban.com.ar