Muchos en algún momento de nuestras vidas hemos fantaseado con vivir del fútbol. Ganarnos el respaldo del equipo y los hinchas como jugador es quizás la mayor hazaña de todas. Una que exige de talento y mayores dosis de compromiso y disciplina, si queremos alcanzarla antes que el retiro nos gane.

Afortunadamente, los títulos de director técnico o árbitro son carreras abiertas para aquellos que desean vivir del deporte rey, siempre y cuando estén dispuestos a esforzarse para ganárselo.

No solo los jugadores son buenos entrenadores

Convertirse en DT suele ser la continuidad de carrera para aquellos jugadores que han visto el final de sus mejores años. Pep Guardola, Zidane, y Diego Simeone, fueron exitosos jugadores que logran hacer la transición a su nuevo rol sin perder su talento, siendo reseñados continuamente en plataformas especializadas como bet365, aportando noticias y cuotas para apostar online sobre los últimos resultados de sus partidos. Sin embargo, tener genio estratégico, visión de juego y liderazgo no es exclusivo de jugadores de élite, y el fútbol, como siempre, nos da peculiares ejemplos.

Pocos imaginarían que José Mourihno, ex profesor de educación física y que nunca llego a jugar profesionalmente al fútbol, lograse llevar a la victoria a equipos como el F.C. Porto, el Chelsea F.C., el Real Madrid y al Inter de Milán; haciéndole ganar al portugués los títulos de entrenador del año y mejor del mundo en numerosas ocasiones.

A pesar de su meteórico ascenso, la carrera de Mourihno y otros grandes del banquillo empieza por la academia de directores técnicos. Allí, los aspirantes dedican dos años a aprender las mejores técnicas de formación de talentos. Tras su certificación, solo la experiencia y los resultados que vayan aportando ayudara a los nuevos DT adquirir el mérito de dirigir un equipo de primera división.

Preservando el juego limpio

Ser árbitro no suele ser la primera opción para quien incursiona en el futbol, pero es una de las carreras con mayor integridad moral y estabilidad que se pueda tener. El sitio Memorias del Fútbol detalla la influencia que tuvo Pierluigi Collina, el mejor árbitro de la historia, gracias a su incorruptibilidad, aportes al reglamento como el VAR, y su inigualable carisma, ayudaron a darle mayor protagonismo a una profesión caracterizada por el desprecio de los jugadores, directores técnicos y fanáticos. Collina supo explotar su imagen para ganarse al público y causar terror entre los jugadores por su peculiar apariencia e implacable juico, llegando a ser uno de los árbitros más queridos, siendo el único en aparecer en la portada de los juegos Pro Evolution Soccer 3 y FIFA 2005.

Para ser árbitro también hay que estudiar. Dos años en el Instituto Superior de Arbitraje de la Asociación del Fútbol Argentino, y posteriormente adquirir la certificación FIFA para convertirse en árbitro internacional y r optar a participar en los partidos de las ligas más competitivas del mundo, donde al igual que los jugadores, pueden llegar a ser muy bien pagados. Un árbitro internacional europeo ganaría más de 200.000 dólares al año dependiendo de su experiencia, la liga, y división donde participase; siendo la Premier League de Inglaterra y LaLiga de España las que mejor pagan a sus colegiados. Sin duda alguna, en el mundo del arbitraje, la integridad y el compromiso por el juego limpio son los valores mejor reconocidos.