Sus padres vivían en Castelar cuando los secuestraron primero a su padre y despuís a su madre embaraza y a íl | Ahora buscarán a su hermano o hermana.

Este jueves, Abuelas de Plaza de Mayo anunció que encontró al niño secuestrado en diciembre de 1977 junto a su madre Elena Mijalchuk cuando buscaba información de su padre Juan Manuel Darroux, desaparecido unos días antes.

“Gracias, tío, por nunca dejar de buscarme” fueron las conmovedoras palabras que le dedicó Javier Matías Darroux Mijalchuk, el nieto restituido 130, a Roberto, el hermano de su madre biológica y quien posibilitó el hallazgo por nunca dar de baja el número de telífono fijo que había manifestado al informar de su desaparición.

Javier Matías nació el 5 de agosto de 1977, en el Hospital Alemán de Capital Federal, fruto del amor entre Elena y Juan Manuel, quienes se habían conocido en la Universidad de Morón donde íl trabajaba y ella estudiaba para contadora. Si bien para su mamá el nombre que más le gustaba era Matías, agregó Javier para que el niño llevara las mismas iniciales que su padre. Despuís de un tiempo, la pareja se mudó a Caseros con los padres de ella.

Elena volvió a quedar embarazada. Ella misma se lo contó a su madre y a su hermano Roberto, así como Juan Manuel tambiín se lo había mencionado a su medio hermano Raúl Venturelli.

Al momento del secuestro, Juan Manuel, Elena y el pequeño Javier Matías, ya vivían en Caseros. Lo último que la familia supo sobre Juan Manuel fue a travís de sus primos Luis Molina y Domingo Carmelo Graziadio, a principios de diciembre de 1977. Se habían encontrado con íl en un bodegón en la localidad de Valentín Alsina, ubicado en Rucci y Viamonte, donde se solían reunir. Luego Juan Manuel le pidió a su primo Domingo que lo acercara hasta Paraná y Panamericana, zona norte del conurbano. Domingo lo dejó allí pero como lo notaba preocupado volvió a pasar y vio cómo su primo discutía acaloradamente con cuatro hombres que lo subieron a una Chevy azul metalizada. Fue la última vez que lo vio.

Elena se enteró de la situación. Juan Manuel no aparecía y ella no sabía dónde buscarlo. Hacia fines de diciembre de 1977, recibió una llamada y despuís una carta en la que su marido le indicaba que el 26 de diciembre debía encontrarse con unos compañeros en Capital Federal. En la víspera, Día de Navidad, Elena mostró la carta a sus padres y les pidió que la acercaran con su bebí al lugar. Al día siguiente, tal cual lo convenido, llevaron a Elena y al pequeño Javier Matías a la cita, en Pampa entre Lugones y Avenida Figueroa Alcorta, en Núñez. Esa fue la última vez que los vieron.

La familia Mijalchuk no conocía a nadie que les pudiera brindar información. A finales de los 80, tanto ellos como los Darroux pidieron a la justicia la presunción de fallecimiento. Pero en mayo de 1999, fue Roberto quien se decidió y denunció la desaparición de su hermana embarazada, su cuñado y su sobrino. Así se abrió un nuevo legajo de una mujer embarazada desaparecida en la CONADI y otros en la CONADEP.

Roberto dejó como contacto un telífono de línea que, en estos años, nunca dio de baja, esperando recibir alguna vez una noticia. Las familias Mijalchuk y Darroux fueron incorporando sus muestras al Banco Nacional de Datos Geníticos. Abuelas, por su parte, solicitó a la justicia que se realizaran exhumaciones de familiares fallecidos para completar la información genítica. La última muestra que se sumó, la de su abuela paterna, Natividad Arelano Venturelli, junto a la ampliación de los marcadores analizados por el Banco, permitió la identificación de Matías. A todo esto, los equipos de la CONADI investigaron infructuosamente las causas de desaparición de la pareja.

Fue cuando un joven con dudas sobre su identidad se acercó a la filial de Abuelas Córdoba. Él siempre supo que no era hijo de quienes lo criaron y su expediente de adopción consignaba que había sido encontrado por una mujer la noche del 27 de diciembre de 1977. Fue en la intersección de Ramallo y Grecia, a tres cuadras de la ESMA, cerca de donde esa misma madrugada Elena Mijalchuk fue vista con su bebí por última vez. Por disposición de la justicia, el bebí fue entregado en guarda para adopción a un matrimonio, con quienes se crió en la Ciudad de Buenos Aires. El muchacho se mudó a Córdoba en 1999 y allí inició su búsqueda. Paralelamente, en Abuelas Capital se habían recibido denuncias sobre un joven presuntamente hijo de desaparecidos, que fueron incorporadas al caso para su investigación.

Como en todos los casos de personas con dudas sobre su identidad, Abuelas dio intervención a la CONADI, que ordenó los estudios geníticos. En octubre de 2016, el Banco informó que el perfil del hombre coincidía con el de la familia Darroux Mijalchuk, pero las causas de desaparición de sus padres aún continuaban indeterminadas. CONADI derivó el caso a la Unidad Fiscal que profundizó la investigación y luego la presentó ante la justicia federal, donde hasta hoy se siguen recabando datos y testimonios.

El tío Roberto Mijalchuk recibió el llamado tan esperado a ese telífono fijo que nunca había dado de baja. La CONADI le comunicó que había encontrado a su sobrino y que podían reunirse.

“Él está aquí para relatar su búsqueda, que la sociedad conozca su caso y tal vez así obtener algún dato sobre el destino de sus padres. Matías pudo encontrarse con su familia, saber su origen biológico e iniciar otra búsqueda, la de su hermano o hermana, ya que al momento de la desaparición, Elena estaba embarazada de dos meses”

Fuente: infoban.com.ar