Ph: Gentileza

El inicio de gestión de Ramón en San Isidro no fue lo que esperaba, ya que el temporal de diciembre le dejó un montón de ramas que todavía están juntando, pero que no taparon el bosque.

Es que la austeridad de su asunción a la canasta contrastó de tal modo con los nombramientos de funcionarios -en su mayoría porteños- con abultados salarios, que los municipales se pusieron en pie de guerra y no quieren perder poder adquisitivo.

Como no se veía hace años, los trabajadores de la comuna ganaron las calles con banderas y realizaron retenciones de tareas, mientras varias áreas claves como salud todavía no tenían completos los casilleros de los que tienen que poner el gancho para que la gestión funcione.

Además, el elegido de Bullrich puso a la seguridad como uno de sus caballitos de batalla, y en las últimas semanas con la inflación imparable los amigos de lo ajeno se le empezaron a animar y en los barrios la situación se puso picante.