La pandemia cayó como un piano desde un quinto piso sobre la golpeada economía; pero entre los sectores que más fuerte sintieron el impacto se cuentan los salones y las casitas de fiestas. Ambos espacios estuvieron cerrados hasta febrero del 2021, abrieron unas pocas semanas y, nuevamente, quedaron alcanzados por las restricciones.

“Desde que terminó el DNU el 31/3/21, donde se pagaba la mitad del alquiler, tenemos que abonar el 100 % de los alquileres, más la deuda del 2020, sin poder trabajar, teniendo cero ingresos”, indican desde el sector para alertar sobre la crisis terminal que enfrentan.

“Estamos en una situación crítica; siguen cerrando casitas, hay propietarios que amenazan a los inquilinos y las inmobiliarias también aprietan para intentar cobrar un alquiler a quien hace un año está sin ingresos”, explican referentes del sector. Y advierten con preocupación la indiferencia y falta de respuesta del Colegio de Martilleros de La Plata, frente al calamitoso e inusual panorama.

“Tratamos de hablar con gente del Colegio de Martilleros, pero nada, no hay respuesta”, es la frase que repiten los propietarios de salones de eventos y casitas de fiesta. “Son ellos quienes podrían interceder para buscar una salida orientada a construir una solución que atenúe los daños”, agregan.

En el sector la preocupación crece. Antes de la pandemia había 200 casitas y salones de fiestas en La Plata. Hoy intentan subsistir apenas unas 70. En el medio, se perdieron empleos y años de inversión y trabajo. “Algunos han llegado a algún tipo de arreglo, pero son los menos, otros reciben amenazas: ‘si no podés pagar entregá la llave’. Son años de trabajo, inversión y esfuerzo para que nos patoteen de esa manera. Todo enmarcado por la desidia e inacción del Colegio de Martilleros que ni siquiera se sentó a escuchar la gravedad del problema, del cual las inmobiliarias (a quienes ellos deben representar) también son parte”.