Si no fuera cierto sería una broma desopilante: El gobierno municipal de nuestra ciudad, culpable del desorden del tránsito, se rasga las vestiduras, sorprendido por el desorden del tránsito, y propone, como única solución, tarifar la vía pública para que los vecinos paguemos por estacionar ¡¡en lugares prohibidos!!.
Aunque parezca una obra de los hermanos Marx, íste es el guión del proyecto de estacionamiento “desmedido” que el Intendente García ha elaborado para “ordenar” el tránsito vehicular de nuestra ciudad. Tal vez podamos ahora definir su gobierno como “Marxista”, aunque en otro sentido al que se usa en las ciencias políticas.
Decimos que la administración García es culpable del actual desorden del tránsito por varias razones: En primer lugar, porque es el responsable de hacer cumplir las disposiciones de la Ley de Tránsito en materia de estacionamiento, entre otros temas. Y, si no es mucho pedir, de concientizar y educar al vecino en el uso responsable de su vehículo en la ciudad (porque está claro que los vecinos de Vicente López tenemos mucha responsabilidad en el asunto). Pero el gobierno local, por comodidad demagógica, prefiere no involucrarse en cuestiones tan sensibles, se hace el distraído, y espera el momento para aplicar un nuevo tributo (no otra cosa significa el cobro por el uso de la calle).
En segundo lugar, los sucesivos mandatos del actual intendente no hicieron otra cosa que expulsar automóviles a la vía pública, al establecer normas demasiado concesivas en la construcción de cocheras en edificios o para reservar lugares de estacionamiento para grandes comercios y actividades de uso masivo. El elevado valor de la tierra en nuestra ciudad convierte en una obviedad la necesaria obligación del estacionamiento para el uso residencial, especialmente para las nuevas construcciones, dado que todo nuevo vecino llega a nuestra ciudad con uno o dos automóviles bajo el brazo. Si no preveemos lugares para estacionar de la línea de edificación para adentro, inevitablemente los automóviles quedarán fuera de esa línea. Luego de dos dícadas de aplicar la misma política urbanística (basada, además, en reiterados y verdaderos festivales de excepciones edilicias), el desorden del tránsito deja de ser una consecuencia para pasar a ser un objetivo de la política del intendente.
En tercer orden, debe señalarse la falta de creatividad en la generación de políticas que permitan liberar nuestras calles al tránsito vehicular. Hay que evitar el estacionamiento en las vías públicas principales, sean pagos o no. El tránsito, se sabe, tiene un comportamiento hidráulico, por lo que hay que tratar de evitar las obstrucciones en la vía pública. Por esta razón, el estacionamiento medido es peor que la enfermedad que pretende curar. Hay que buscar zonas públicas que se puedan destinar al estacionamiento vehicular (y íste sí, puede ser tarifado o no). Muchas ciudades de nuestro país han utilizado para este fin los terrenos linderos a las estaciones del ferrocarril (en Vicente López tenemos 15 estaciones, en cuatro ramales). Desde ya, tambiín debe dejarse lugar a la iniciativa privada para que pueda ofrecer servicios de estacionamiento pago. Pero es obvio que, si cualquiera estaciona en cualquier lado, sin que el gobierno local haga nada, no van a aparecer interesados en desarrollar el negocio. Ésta es la principal razón por la cual nuestra ciudad no tiene una importante oferta de estacionamientos privados. Todo esto sin hablar de la promoción del transporte público, que es parte de la solución.
Cabe señalar, al respecto, que los especialistas en esta materia recomiendan la instalación de parquímetros o tickeadoras en aquíllas ciudades que son usadas por vecinos de otras ciudades. Es lo que sucede cuando la ciudad es sede de actividades regionales de diverso tipo (gubernamentales, judiciales, religiosos, comerciales, etc.), como, por ejemplo, ocurre en San Isidro o la Capital Federal. Pero Vicente López es una ciudad que es usada mayoritariamente sólo por sus familias residentes; por lo tanto, el cobro por el uso de sus calles sólo va a provocar el aumento del costo de vida familiar. Una buena manera de convertir una ventaja urbanística de nuestra ciudad en un castigo para sus vecinos.
Por último, debemos poner en evidencia el verdadero objetivo del proyecto de García: Recaudar. De ninguna manera se busca ordenar el tránsito. Si así fuera, no se propondría el estacionamiento “desmedido” en zonas prohibidas, como las calles de doble mano; o en zonas de residencialidad barrial, donde estacionar es casi un derecho.
Si de veras se quiere resolver el problema, hay que eliminar las causas que multiplican los automóviles en la calle, hay que hacer cumplir las normas, y buscar alternativas comunitarias para el buen uso simultáneo de la ciudad y de los vehículos.

* Presidente de Unión Vecinal de Vicente López

Fuente: infoban.com.ar