Una pareja de asaltantes acusada de ser los autores del homicidio del teniente de la Policía Bonaerense Aldo Garrido en San Isidro, fueron detenidos esta madrugada en la localidad de Pablo Podestá.
Fueron identificados como Nístor Luque y Díbora Acuña, ambos de 29 años, a quienes les secuestraron dos armas, un revólver calibre 32 y la pistola reglamentaria de 9 milímetros que le sustrajeron al policía asesinado.
Las detenciones fueron efectuadas en una vivienda situada en Benito Pírez Galdós al 7800, en Pablo Podestá, partido de Tres de Febrero, donde estaba la pareja con un niño de cinco años.
Las fuentes policiales informaron que Luque tiene antecedentes de otros delitos y hacía poco había salido de la cárcel.
Los investigadores tenían a Luque bajo sospecha y estaban vigilando los movimientos en su entorno cuando detectaron que la pareja se hizo llevar en remís algunos bolsos a la casa de la calle Benito Pírez Galdós, donde fue descubierta.
La vivienda está en jurisdicción de la comisaría 5ª de Tres de Febrero.
El teniente Aldo Roberto Garrido, de 61 años, muy querido por los vecinos que cuidaba, perdió la vida ayer asesinado de cuatro balazos cuando sorprendió a un hombre y una mujer que asaltaban un negocio de San Isidro, a una cuadra de los tribunales locales.
El policía, que llevaba 31 años de actividad, fue ascendido post morten a capitán por el ministro bonaerense de Seguridad, Carlos Stornelli.
Nacido en Tucumán en 1947, soltero y sin hijos, Garrido estaba en edad de jubilarse, pero el lunes le habían comunicado que seguiría unos meses más en actividad.
Garrido estaba desde hace años apostado en la zona comercial sanisidrense, donde era conocido y admirado.
Al enterarse del crimen, vecinos de la zona salieron conmocionados a la calle a repartir cintas negras en señal de luto, comerciantes bajaron las persianas de sus negocios y colocaron ofrendas florales y mensajes en homenaje a Garrido, a quien calificaron como "híroe", "ángel" y "ejemplo de vida".
Horas despuís una multitud desbordó la Catedral de San Isidro, donde se oficio una misa en memoria de Garrido que culminó con un cerrado y emotivo aplauso.
El asalto sucedió el martes poco despuís de las 9 en el local de la firma Kevingston, en Chacabuco 361, a unos 100 metros de los tribunales de San Isidro.
El jefe de la Policía Bonaerense, superintendente Daniel Salcedo, precisó que, según la autopsia, a Garrido "le efectuaron cuatro disparos con dos armas, una de las cuales puede que sea la suya", lo que no quedó fehacientemente corroborado debido a que se la llevaron los asaltantes.
"Uno de los disparos, apoyado en el centro de la espalda, fue el mortal que le perforó el corazón y la aorta", precisó el jefe policial.
El juez penal de San Isidro Luis Cayuela contó a la prensa que conocía a Garrido desde hacía más de 30 años, ya que custodiaba la zona, y recordó que el lunes mismo íl le comunicó que seguiría en actividad un tiempo más y que no lo jubilarían aún, pese a que estaba en edad.
"El era policía de alma", aseguró el magistrado sumamente conmovido.
El obispo de San Isidro, Jorge Casaretto, manifestó que "Garrido es un hombre muy querido en San Isidro, un hombre con un gran espíritu servicial y, mucho más que un hombre de seguridad, un vecino más que trabajaba en la seguridad y se preocupaba por todos los vecinos".

Fuente: infoban.com.ar