Hace 12 años me radiquí en Olivos, la misma localidad que alberga a la Quinta Presidencial, pero a unas 30 cuadras de la Quinta, en la “Loma de Roca”. Pero acá es como desembarcar en un país en guerra, vulnerable y desprotegido. Aunque somos contribuyentes de una de las localidades más prósperas del país, la Municipalidad de Vicente López, ciertamente no presenta ni el mismo cuidado ni la misma vigilancia, que las zonas más favorecidas dentro del mismo –y solvente- Municipio.
Olvidado por muchas potestades humanas, la “Loma de Roca” es un barrio pequeño, de gente de trabajo y sencilla, de casas austeras y sin ostentación. Siempre se hizo querer a pesar de sus dificultades porque la gente es amigable, como la ípoca de antes, los vecinos nos conocemos y nos ayudamos. Las ocupaciones son de lo más heterogíneas, desde profesionales, gente de oficios manuales, jubilados, desempleados, empleados modestos, músicos, poetas y kioskeros.
Con impotencia vemos como en el último año se ha convertido en una autíntica pesadilla. Tenemos asaltos con armas de fuego y armas blancas, tiroteos de día y de noche, arrebatadores de carteras de ancianas y mochilas de niños, persecuciones para robar y encierros con automóviles. Como en películas de terror, nos encerramos en cuanto empieza a caer el sol.
Les señalo que si ponen “La Loma de Roca” en Google, verán las quejas que publicaron el Diario La Nación, y las páginas www.elcomercioonline.com.ar e www.infoban.com.ar.
Así, cualquiera sabe lo que está pasando. Por eso es dable concluir que si la Municipalidad de Vicente López necesita corroborar la peligrosidad de la zona para tomar medidas, dispone de suficientes fuentes para hacerlo. Nos han visitado concejales, funcionarios municipales, y nadie parece operar un cambio.
Esto no es parte del paraíso que muestran en las fotos del Municipio, sino que parecemos un oscuro secreto en el patio trasero de una bella mansión. Algo que se oculta, vergonzoso, con la esperanza que se apague y acalle. Sin embargo, no sólo que no va a desaparecer, sino que cada vez es peor, y pronto la delincuencia va a caminar las 30 cuadras que la separan de algunas de las zonas más acaudaladas del país. Porque sin importar el patrimonio de nadie, les recuerdo que todos sangramos y sufrimos igual.

Dra. Graciela Karás

Abogada

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Fuente: infoban.com.ar