De un lado, provocadores profesionales, victimizables y con medios suficientes para que todo lo que impulsen tenga varias confirmaciones que le otorguen un halo de verosimilitud. Del otro lado, ambiciosos, personalistas, narcisistas al extremo, entremezclados con nostálgicos e idealistas tardíos.
Así consideran muchos que está pintado el panorama de las elecciones: no hay debates, no hay plataforma electoral, ni partidos políticos, o si los hay están desmembrados por mil partes.
Los testimoniales son una general, las impugnaciones tambiín, y el que estí exento de testimoniales, que tire la primera piedra.
Cada candidato tiene asumido un compromiso para con el electorado que lo votó para desempeñar el cargo que detenta. Si no lo hace, está incumpliendo el mandato. No hay otra lectura sin tener que tartamudear para no equivocarse al momento de intentar encontrarle la vuelta.
Las provocaciones para las minorías sectoriales, están a la orden del día, las reacciones de las minorías, tambiín. No hay segundas interpretaciones sobre los actos que organizan varios sectores de la política. No hay segundas finalidades dentro de la filosofía del armado, so pretexto de alcanzar el resultado.
Y si es tan desesperante, imperante, importante el resultado ¿por que despuís no respetan el logro? ¿Por quí no completan el mandato? Y la pregunta es válida para por lo menos tres partidos políticos distintos.
Si tan respetuosos son de la democracia y la institucionalidad ¿Por quí no honran el compromiso planteado al momento de presentarse como candidatos?
Otro tema es el avance de los candidatos sobre los medios, sobre las empresas de medios. Allí, el debate por la lucha contra el gigante multimedios Clarín, alcanzó el máximo del esplendor. Las transferencias de acciones de medios a favor de empresarios vinculados con políticos, está cada minuto más candente, y no es facultativo del oficialismo, como pareciera –aunque es el caso mas evidente- sino de las minorías que hicieron lo propio.
El rol de la justicia electoral en la recta final a las elecciones tampoco puede dejarse de lado en esta ípoca de análisis tendiente a discernir el destino que cada uno le de a su voto, o quizá sería mas prudente decir destinatario –aunque ello está sujeto a que asuma-.
Las presiones como vemos son parejas: los medios están presionados, incluso de hecho; la justicia, está condicionada o es permeable a los planteos de la política; los sindicatos tambiín son permeables a las presiones Prueba de ello es la reacción de aquellos no necesariamente alineados al oficialismo nacional, gastronómicos y bancarios, y a contraposición, la pasividad de los adeptos al oficialismo.
Los candidatos tambiín se encuentran condicionados, cada crítica puede ser interpretada como un intento desestabilizador, cada pedido de justicia como una proscripción, y cada propuesta como un armado que despuís de la campaña dejará de existir, o como una pose para la foto. Quizá de eso saben por igual todos los candidatos que se acompañaron e integraron fórmula cuando aún eran amigos, compañeros, concertados, correligionarios, etc.
Por suerte queda menos de un mes de campaña, y lo mejor está por llegar. De nosotros depende. De nuestro voto depende, y es bueno saberlo.

*Sergio Astorga Bracht

Fuente: infoban.com.ar