El reclamo popular por la inseguridad, es el nuevo tema de la agenda nacional, y en consecuencia la presidente enfocó en los jueces la responsabilidad de solucionarlo.
Cuando el clamor popular era el desempleo, los responsables eran los empresarios, y el mensaje fue para ellos “dejen de ganar tanto, sean solidarios”. Decían desde el palco oficial. Resultado: el enfrentamiento con los empresarios llevó a incrementos de salarios en paritarias y acuerdos con marco convenio intersectoriales, de la mano de una sinergia con la CGT, que devino en oficial y propensa a “medidas de fuerza” con mas uso de la fuerza que de tomar medidas. El Gobierno apoyó la metodología. Los aumentos generaron una escalada inflacionaria que promovió una nueva preocupación popular.

Cuando las tarifas de las privatizadas pedían ser dolarizadas, la cosa fue más fuerte aún. El gobierno terminó quedándose con aquellas que no adecuaron sus pretensiones a la nueva política. Resultado: empresarios locales y socios con buen diálogo con el gobierno tomaron posesión de las acciones de las empresas que no llegaron a acordar con las cúpulas.

Frente a los desaparecidos, la obediencia debida y el punto final, como síntesis de una paradoja estatal en materia de derechos humanos, el gobierno no se quedó quieto. Resultado: Una nueva mayoría en la CSJN para garantizar los derechos humanos, todos los genocidas a juicio y luego a prisión, mas adelante vendría el otro efecto de la humanización de la Corte.

Pero el gobierno no para y el problema que se acercó eran los recursos para hacer frente a los vencimientos de deuda externa, los recursos eran un bien escaso, y hubo que planificar nuevas estrategias recaudatorias. Resultado: la guerra por las retenciones, la renovación de los impuestos de emergencia (el cheque por ej.) y el IVA sin bajar. El campo y sus “ganancias extraordinarias” resultó el enemigo, con el apoyo de los principales grupos de medios nacionales, se enfrentó al gobierno y amalgamó a la oposición.

Cuando el problema resultó la falta de energía y recursos necesarios para garantizar mínimamente la prestación de la electricidad y el gas, se importó gas en barco, electricidad de Brasíl, Gas de Bolivia y fuel de Venezuela, pero nada de ello garantizó que la demanda llegue a ser abastecida ante el crecimiento sostenido del consumo. Resultado: Las tarifas de las privatizadas, ahora en manos de “amigos” se fueron al cielo, aunque con el eufemismo de un cambio de categoría. Ahora el combustible y la energía van a alcanzar: Entre los aumentos de gas, electricidad y peajes, la restricción no se hará esperar. Lo mismo ocurrió con los aviones de Aerelíneas Argentinas –Austral, aunque ístos volvieron a volar, claro, tambiín con tarifas que incluyen aumentos otrora denegados, y sindicatos controlados por la empresa, no a la inversa.

Cuando la sociedad reclamó por las muertes en accidentes de tránsito, en rutas, calles y autopistas, no había tiempo que perder. Resultado: el Congreso generó una ley nacional, una superestructura burocrática y volvieron con multas cuantiosas los fotoradares. Sólo algún utópico reclama que vuelvan los trenes de carga, se descongestionen las rutas por su solo efecto y se reduzca notoriamente el deterioro por la circulación de camiones, cuyo gremio “maneja” Moyano.

Mas recientemente y dentro de la política de mantener el empleo aún recurriendo a hábitos propios del kheynesianismo, se anunció al estilo “megacanje” o “blindaje financiero” un “megaplan de obras públicas” que generen actividad económica suficiente para no tener que terminar improvisando un “plan B”.
Resultado: Las subas astronómicas de peajes en los principales accesos a la Capital Federal, se sumaron a los criticados peajes de las varias veces amortizadas autopistas urbanas “para desalentar el uso de transporte particular”. Como efecto colateral, se reduce el gasto de combustible, el uso de automóviles y quizá los embotellamientos.

Cuando la verdad podría recaer en manos de manipuladores, y los medios de prensa atentaron contra la estabilidad de las instituciones democráticas, el reflejo fue rápido y certero contra los mentirosos y contra los honestos y sinceros en defensa de la calidad de la información que condiciona a miles de ciudadanos. La crisis en el INDEC bien pudo dejan enseñanzas sobre causas y efectos. Resultado: Una nueva Ley de radiodifusión promete partir en tres al “cuarto poder”. Tambiín descabezaron el INDEC.

Cuando el problema es la inseguridad, y cada día matan mas gente por un peso, por un auto o por una dosis, la comunidad reclamó cercana al hartazgo, la impotencia e invadida por una sensación generalizada de impunidad. Resultado: Ya no es la policía la estigmatizada por los políticos, por que no resiste –al igual que el Código Penal- otra reforma por mínima que resulte. La Corte está humanizada. El poder Judicial, jueces, fiscales, la Cámara, los abogados, todos, son los responsables de que sólo un 2% de los delitos lleguen a juicio, las calles tengan rejas y las puertas de cárceles y comisarías resulten una “puerta giratoria”.

Los servicios públicos, los Derechos Humanos, las inversiones y el empleo, el Caos de tránsito en el conurbano, los monopolios de la información, el Campo, las Obras públicas, las jubilaciones magras, todo apunta a tener solución con los planes del gobierno de Cristina.
Hay que recordar cuando el reclamo era por las jubilaciones de miseria que perciben nuestros jubilados. El reclamo recayó en la justicia, la Corte emitió su fallo, y el gobierno, reaccionó: la movilidad previsional ahora es por Ley. Resultado: Los fondos capitalizados en el marco del sistema de AFJP, quedaron en manos de la ANSES.

La política parece ser un problema de acciones y reacciones, y a esta altura, me da un poco de temor que la sociedad !oh eterna insatisfecha! pida algo y quizá, sólo quizá, desde el gobierno se lo concedan.

* Sergio Astorga Bracht

Fuente: infoban.com.ar