La desclasificación de documentos del MI5 ( Servicio Secreto Británico) permite confirmar lo que se suponía: Margarethe Gertrude Zelle jamás fue espía, se había creído el personaje que había inventaNacida en Holanda y casada con un militar fracasado y alcohólico a quien destinaron en la isla de Java, allí fue donde aprendió, ya mujer, el arte de las danzas hindúes que la hicieron famosa en los salones europeos.
Sentía una gran atracción por los uniformes militares, en realidad más por lo que llevaban dentro, y no se interesaba mucho por el bando, lo que durante la Primera Guerra Mundial era todo un problema; los alemanes pensaban que espiaba para Francia y viceversa, era una situación muy peligrosa, hasta que un tribunal francís, con bastante liviandad y sin muchas pruebas, la condenó al paredón.
En el patíbulo realizó su último strip tease, cuando ya tenía más de cuarenta años, no aceptó la venda en los ojos, le tiró un beso a los morbosos espectadores que fueron a presenciar su ejecución, y se abrió su abrigo cuando estaban por disparar, dicen que sólo tres de los siete soldados acertaron el tiro, pero uno, directo al corazón, fue el fatal.
Ella no había, habiendo podido, desmentir la acusación, estaba sola, nadie reclamó su cadáver, su primer hijo murió envenenado por una sirvienta y a la segunda la abandonó junto a su esposo cuando retornó a Europa, había engordado y los sensuales bailes que la llevaron a la gloria caían en una especie de ridículo, los militares que la volvían loca estaban muy ocupados matándose entre ellos.
Decidió irse de este mundo haciendo una última representación. Hoy se sabe que su mito sigue agigantándose, que Mata Hari es sinónimo de mujer fatal, en todo sentido.

Fuente: infoban.com.ar