La Agrupación Bordó de la Alimentación y congresales del STIA y el FITA denunciaron que Mondelez no atraviesa ninguna crisis productiva, pese a haber anunciado un cierre temporal de la planta hasta el 5 de enero por un supuesto problema de “sobrestock”. Según los representantes gremiales, la empresa mantiene altos ritmos de producción, amplía sus líneas y registra ganancias millonarias.
El parate fue comunicado tanto por la compañía como por sectores de la conducción sindical, pero para los delegados Javier Hermosilla y Stella Cabral los argumentos “no se condicen con la realidad productiva de la planta”. Aseguraron que Mondelez “viene produciendo a altos ritmos durante todo el año, con las mismas cantidades de líneas en funcionamiento”, y recordaron que se trata de “un monopolio que produce seis días a la semana, las 24 horas del día, con ganancias extraordinarias”.
Expansión productiva y resultados económicos récord
Los representantes de la Bordó remarcaron que, lejos de exhibir señales de retracción, la empresa continuó expandiendo su capacidad operativa en la planta de Pacheco.
“Este año montaron una línea nueva —Chicago Bulls, que produce Lincoln— y una nueva línea de empaque. El año pasado pasaron de dos a tres líneas de Oreo. Todo en Pacheco”, detallaron.
Los números de la propia compañía respaldan ese crecimiento:
Ganancia neta en Argentina (2024): $29.000 millones
Ingresos en América Latina (2° semestre): incremento del 3,1%, alcanzando US$ 1.194 millones
“Quieren instalar una crisis para avanzar con ataques”
Para Hermosilla, el cierre temporal tiene un objetivo político y disciplinador dentro de la planta.
“El parate busca instalar la idea de una crisis que no existe para generar temor y justificar ataques, si así lo deciden más adelante”, afirmó. También advirtió que la empresa “aprovecha la crisis general del país para aumentar ritmos, flexibilizar, congelar salarios y maximizar ganancias, mientras se beneficia de las importaciones baratas”.
Cabral, por su parte, cuestionó la forma en que se implementaron las tres semanas de “vacaciones anticipadas”.
“La mayoría de las y los trabajadores recibieron esta medida bajo una fuerte presión empresarial. No fue una decisión voluntaria: fue producto de una coacción encubierta”, sostuvo.
Un conflicto que recién empieza
Desde la Agrupación Bordó anticiparon que seguirán denunciando lo que consideran “una maniobra para preparar el terreno” ante posibles ajustes futuros y reclamaron que el sindicato realice asambleas y consultas para definir una respuesta colectiva.
























