En los tribunales se San Isidro los carpinchos de Nordelta ganaron una nueva batalla, a partir de la medida cautelar dictada por el juez del Juzgado Civil y Comercial N°1, Guillermo Ottaviano.

La medida no sólo protege a la fauna silvestre de Nordelta, sino que además ordena paralizar obras que pudieran ocasionar un daño a los humedales del Delta del Paraná.

La cautelar actúa sobre tres ejes: las obras, la castración química de los carpinchos como método de control de la población, y cualquier actividad relacionada hasta tanto se realice un estudio de impacto ambiental integral.

Cabe recordar que esta especie está protegida por el Decreto Ley 10081/83 de la provincia de Buenos Aires y la Ley Nacional de flora y fauna.

A mediados de julio el secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, Daniel Scioli propuso el traslado de la población de carpinchos de la zona norte a un espacio de islas del Delta de San Fernando o Tigre que funcione como “un santuario” de la especie, donde también “puedan visitarlos”.

En contraposición a la visión de los habitantes de la urbanización Nordelta, vecinos de la zona y organizaciones ambientales alertaron respecto a la muerte de carpinchos en los últimos meses, ya sea por desmontes, atropellamientos y alteraciones del hábitat, como denunció la ONG “La voz de los carpinchos.”

Aunque es de prever que desde Nordelta se apele la medida, la cautelar marca un precedente sobre la protección de la fauna nativa, y específicamente brinda un marco de protección a los capinchos, habitantes de la zona de humedales previos a la llegada de las urbanizaciones.