Escribe Andrís Filón ::: Cuando era un chico me divertía mucho construir de acuerdo a mis fantasías y necesidades, las figuras que posibilitaban esos ladrillos de plástico con distintas formas, colores y tamaños, cuya marca emblemática es (o era) Rasti.

Tambiín recuerdo que de cuando en cuando me traían un rompecabezas para desafiar mis capacidades de solución. Tengo en la memoria un conjunto de cubos alargados que en cada cara tenían algún dibujo que se correspondía con su armado lógico. Una vez o dos a lo sumo y se perdía todo el interís inicial. Finalmente su destino era otro, acompañaba en las “nuevas construcciones”.

Alguien podría mencionar sin equivocarse que hoy existen rompecabezas de 3000 o 5000 piezas que demandan un tiempo y esfuerzo mayor hasta lograr colocar todas las piezas en su correspondiente lugar.

Sin embargo estas nuevas posibilidades no invalidan de ninguna manera el razonamiento que tratarí de desarrollar aquí respecto a la inutilidad de buscar “una solución” en los rompecabezas por motivos que ahora sostendrí: a) El objetivo se logra una vez, despuís es reiteración pura; b) esta preconcebido y no puede modificarse ante ninguna circunstancia; y c) tercero está delimitado en su espacio previamente, en su tamaño.

Esta introducción metafórica intenta señalar algunas cuestiones que hacen a nuestra idiosincracia y el dilema entre lo que funciona en otros lados y aquí ocurre lo contrario. O sea los estándares que se pregonan como una solución enlatada no parecen ser la salida apropiada.

Será que el gobierno necesita más del rasti que de un rompecabezas?

En los últimos días aparecieron distintas opiniones de economistas sobre cuál es el origen del problema; el díficit fiscal, es el desequilibrio externo o es la combinación de varios factores el que genera los recurrentes desequilibrios? Son estos los orígenes de la inflación argentina?

Este debate básicamente concierne hoy a distintos grupos que quieren incidir en las decisiones de la política económica, luego de la crisis cambiaria.

Debate por cierto inconcluso, existencial, pero sin una respuesta definitiva.

Pero para aportar algunos elementos que no pretenden asociarse justamente a lo dogmático hay muchos países que tienen un díficit fiscal -casi permanente-, algunos en una situación desesperada, -Venezuela o Libia- para poner en un extremo de la lista y son pocos los que presentan números positivos, algunos que ya imaginamos -Suecia y Noruega-, otros como Corea del Sur que podría ser un modelo donde prestar atención.

Seguramente aparecerán quienes desde diferentes lugares darán explicaciones a cada situación, desde las diferencias culturales hasta los condicionamientos externos que interactúan en el concierto internacional.

Solo fueron seleccionados unos pocos países para servir de modelo y demostrar que no es el díficit fiscal el que explica las altas de inflación en nuestro país.

PAISDEFICIT/SUPERAVIT/AÑOPRECIOS CONSUMIDOR
España -3,10 - 2017 1,1% Anual (2017/18)
Míxico -2,77 - 20164,6% Anual
Italia -2,30 - 2017 0,8% Anual
Canadá -1,90 - 20162,2% Anual
Brasil -3,00 - 20171,7% Anual
Chile -2,65 - 2017 1,9% Anual
Estados Unidos -4,20 - 2016 2,5% Anual
Polonia -1,70 - 2017 1,6% Anual
Suecia +1,30 - 20171,7% Anual
Corea del Sur +1,75 - 20161,5% Anual
Argentina -4,76 - 201725,5% Anual

Basta con mirar el cuadro para poder tener la certeza que hay algo distintivo. La inflación se corresponde al periodo entre los meses de abril/17-18. Los datos del díficit fiscal son la resultante entre los ingresos y egresos del sector público.

Pero esta colosal diferencia entre las tasas de inflación de Argentina con el resto del mundo evidentemente requiere de otras explicaciones.

La recurrencia de las crisis externas argentinas parecería estar situada temporalmente en espacios que oscilan entre el lustro y la dícada y se destacan por los saltos extremos que se producen en el tipo de cambio (valor del dólar) producto de la imposibilidad de generar divisas en forma sostenida.

La Inversión Extranjera Directa es la menor de la región, en tírminos porcentuales no alcanza al 1% del PIB anualizado, mientras que países como Uruguay reciben el 3%, Perú 4%, Brasil 3% y Chile cerca del 7%, lo cual nos señala la escasa confiabilidad que presenta nuestro país. Esta situación da origen a pedidos de condiciones distintivas, tales como la jurisdicción extra territorial, seguros de cambios, etc.

El saldo de la cuenta corriente en tírminos generales es deficitario y ello no se debe solo al deterioro de los tírminos del intercambio (baja de los precios de productos que exportamos), sino a la falta de un proyecto productivo con dimensión y profundidad proyectual. Ejemplo de ello es lo que ocurrio durante la dícada pasada donde se conjugaron los 2 factores de manera positiva; el precio de las materias primas –principalmente la soja- , y un tipo de cambio alto producto de la devaluación del 2001. Esa situación que se mantuvo hasta el 2009, no permitió consolidar un modelo de desarrollo permanente.

Esa falta de definición sobre el perfil productivo hace que seamos competitivos en muchos sectores con el tipo de cambio muy alto pero si este comienza a degradarse en tírminos reales alimenta de nuevo el ciclo.

Los subsidios a la producción no son parte de un plan sino más bien parte de los problemas coyunturales que afrontan determinados sectores productivos. Los de la Pcia de Tierra del Fuego formaron parte de la excepción, se implementaron a mediados de los `80 pasaron ya 30 años y la industria no pudo madurar por sí misma, no habrá algo que revisar? Varios miles de millones de dólares fueron invertidos y el escudo de esto son los trabajadores que perderán sus puestos, basta con mirar lo que sucede hoy en la Isla (02/06).

Lo hasta aquí descripto no hace más que destacar que los problemas económicos no son unidireccionales, la solución del díficit fiscal no solucionara la escasez de divisas, ni alentara de manera definitoria la entrada de inversiones hacen falta otras condiciones para ello, empezando por las políticas y la generación de confianza.

Pero quizás tambiín haya que rever la formación de precios, durante los últimos 20 años todos los gobiernos permitieron, ya sea, promoviendo o desentendiíndose, la cartelización de las bocas de consumo, a contramano de lo que preservan los países más desarrollados, cuidando la competencia.

En gran medida la inflación es la expectativa futura de lo que supuestamente ocurrirá. Hoy la tendencia que destaca al gobierno parece ir en sentido contrario, donde las expectativas son al alza de los precios, que solo podría menguar con la contracara de la recesión, el gobierno puede optar si se queda con el rompecabezas o si piensa en la solución del rasti, seguramente más laboriosa pero más efectiva en tírminos de lo que muchos esperan.

Fuente: infoban.com.ar