Foto: Facundo Ovejero Ferré

El diputado nacional y dirigente del Movimiento Evita Leonardo Grosso aseguró que no está ni "decepcionado ni enojado" con Cristina Fernández por sus declaraciones sobre los movimientos sociales aunque opinó que "no fue acertada".

"Venimos teniendo una discusión con el conjunto de la dirigencia política argentina sobre el fenómeno de la economía popular. Quizás Cristina, a la que le tenemos mucho aprecio y respeto, opinó de una manera y se amplificó" expresó Grosso en diálogo con InfoBAN Radio.

Al ser consultado sobre si los dichos de CFK lo habían decepcionado o enojado, Grosso aseguró que "ni una cosa ni la otra" y aclaró que su declaración de la situación de "posguerra" en los barrios populares, se "refería a los cuarenta años de neoliberalismo que atravesó la Argentina, salvo los procesos en que hicimos crecer la economía, que después destruyeron los cuatro años de macrismo. Más allá de eso, no pudimos resolver la pobreza estructural, incluso teniendo 5 puntos de desocupación y economía creciente como tuvimos con Cristina".

En ese sentido, el legislador oriundo de San Martín explicó: "El capitalismo necesita para producir lo mismo, cada vez menos cantidad de gente. Y esa gente sobra pero tiene que salir a trabajar, aunque sin las instituciones que las protegían y eso desacopla la realidad social. Ese fenómeno se llama economía popular, que en la Argentina comprende a unas 11 millones de personas".

"A esas personas, que no tienen a quien pedirle aumento, vacaciones, jubilación, el sistema los dejó afuera y el Estado no lo acompaña. Cristina encaró una parte de esa discusión, que no es acertada para entender el fenómeno que son los planes" adujo.

Y continuó: "Los programas de empleos, planes sociales, ocupan al 5 por ciento de la clase trabajadora argentina, y Cristina se paró en una posición de prejuicios que existen en la sociedad, y también en una parte de la dirigencia política, de nuestro espacio y la oposición".

"Creemos que es importante debatir qué es la economía popular, porque los movimientos sociales no son gerenciadores, ni mediadores, son experiencias de organización comunitaria para resolver problemas que ni el mercado ni el Estado ha resuelto en los sectores populares. Y pueden balancear la realidad, así como los sindicatos permitieron hacerlo a los trabajadores y trabajadoras frente a los empresarios" recalcó.

Y concluyó: "Los piquetes y los planes sociales son síntomas de un problema más profundo que es la falta de política estructural para el mundo del trabajo, porque nadie entiende que ese mundo no va a volver a ser lo que fue en los '50 y ni siquiera lo que fue en los '70. En el año 1975 había 7 millones de puestos de empleo privado, cuando hoy hay 6,5 millones y somos el doble de población".