Por más que lo intenten los operadores periodísticos del poder mediático, la política nunca será blanco o negro, siempre existe una gran variedad de enfoques sobre cada hecho en particular, y cada uno presenta a su vez un abanico de matices. Al vicepresidente en ejercicio se le pueden objetar algunas de sus acciones desde la ítica, que tiene tantos recovecos como la propia política, pero la Constitución que nos rige en ningún lado dice que el vice debe acatar o actuar en sintonía con el titular del Ejecutivo.

Desde el kirchnerismo, el jefe de Gabinete con brutalidad lingüística lo trató de “cagador serial”, arremeten contra el vice, le ruegan que se vaya, que se baje del barco oficialista porque lo inclina, lo escora hacia la derecha. Desde la oposición lo colocan como a uno de los políticos con mejor imagen, como a un presidenciable con posibilidades.

Incluso hay estudiosos que sostienen que con su voto no positivo, salvó al gobierno y al país de una profundización de una crisis que hubiera podido terminar mal. Su desempate a favor de la derecha movilizada, que había ganado las rutas como nunca antes, descomprimió y permitió que Cristina siguiera gobernando, de haber renunciado, el Cuyano hubiera hecho padecer al país el “efecto Chacho”, que si no se hubiese ido del gobierno de la Alianza, quizás no se producía la crisis política del 2002.

Otro vice que se enfrentó ideológicamente a su presidente fue Alejandro Gómez, que renunció a seguir a la sombra de Frondizi, y este tambiín terminó cayendo.

Por otro lado, otros constitucionalistas opinan que esta vez el mendocino se equivocó, porque así como aquella resolución 125 era muy desprolija, este 82% móvil es indefendible desde el análisis económico y el del derecho, y el propio “desempatante” lo confirmó cuando posteriormente salió a decir por los medios que ahora había que ponerse a buscar de donde salía la guita…

Los observadores más jóvenes y los desmemoriados quizás no lo tengan en mente, pero Sarmiento y su vice Alsina no pensaban igual. Sarmiento era un liberal unitario y Alsina el caudillo bonaerense más federal, como ninguno tenía la fuerza suficiente para desplazar al otro, convivieron entre algún mimo y muchos entreveros.

Tampoco Carlos Pellegrini simpatizaba con Juárez Celman, y cuando este fue derribado por los boina blanca en la Revolución del Parque, pudo culminar un mandato con balance positivo.

Hubo otros vices que terminaron los mandatos de sus compañeros de fórmula, Josí Evaristo Uriburu al fallecimiento de Luis Sáenz Peña, Josí Figueroa Alcorta por Manuel Quintana, Victorino de la Plaza por Roque Sáenz Peña, Ramón Castillo por Ramón Ortiz y María Estela Martínez por Juan Domingo Perón.

Y hubo otros que renunciaron porque es un cargo ingrato, pero esa es una historia más reciente, dicen que Menem elegía como compañero a alguien más petiso que íl, y ni Duhalde ni Ruckauf se bancaron esa diferencia de centímetros.

Es evidente que el gobierno de Cristina no engañó a nadie, sigue y quizás haya avanzado en los lineamientos generales del anterior, por lo que Cobos no puede alegar una traición programática, pero sí puede justificarse diciendo que ahora piensa distinto, que el ejercicio del poder le hizo cambiar algunos puntos de vista, pero sería bueno que dijera con quí está de acuerdo y con que no, si es que se quiere presentar en el 2011.

Y el kirchnerismo deberá responder la incógnita de tanta gente ¿Quí hacía Cobos ahí?
¿Quí fracasó y por cuáles causas?

Pero de una cosa estamos seguros despuís de buscar y rebuscar en la letra dura y sencilla de nuestra carta magna, el señor Cobos no comete delito por pensar distinto, y fue elegido por la misma cantidad de votos que la presidenta, ni uno menos.

Fuente: infoban.com.ar