Se trata de una joven que durante años fue abusada por su padrastro en complicidad con su madre y ísta se apropió de la niña nacida de dichos sometimientos; el juicio oral resultó favorable y condenó a 20 años de prisión al abusador.
Todo comenzó en 2009, cuando G.N. se presentó por primera vez en la Dirección de Políticas de Gínero y Violencia Familiar del Municipio de Tigre, donde fue derivada por la Fiscalía de General Pacheco. Allí había radicado una denuncia por abuso sexual contra su padrastro, quien había abusado de ella desde los 11 hasta los 16 años de edad y la había dejado embarazada. Hoy, su hija mayor es el producto de años de abuso y maltrato, que luego de años de silencio, esta joven se animó a denunciar.

“Mi padrastro me amenazaba con que si yo contaba todo me iba a matar a mí y a mi mamá. Pero ella me golpeaba, y cuando a los trece años le contí lo que íl me hacía no me creyó y me pegó de tal manera que quedí una semana encerrada en una pieza sin ir a la escuela. Me dijo que era una mentirosa, que a mí me gustaba mi padrastro y que yo lo buscaba”, relató G.N. en la Causa Penal.

Luego de indicarle los pasos legales en relación a la extracción de ADN para probar que el padrastro era el padre de su hija, desde el Municipio de Tigre se le propuso continuar con las entrevistas para fortalecerla, ya que G.N repetía todo el tiempo que era la primera vez que contaba realmente lo que le había sucedido durante esos años. “Cuando el fiscal me preguntaba me sentí mal por tener que recordarlo todo. Muchas veces quise olvidarme de todo, pero ahora quiero que se sepa lo que me hizo”.

En el segundo encuentro con la joven –actualmente mayor de edad-, se percibía la angustia que la dominaba: hacía seis meses que no veía a su hija, y el único acercamiento que había tenido fue durante la extracción de sangre para la muestra de ADN que había ordenado el fiscal, pero su familia empezó a insultarla y a echarle la culpa por todo lo que estaba pasando y no pudo ni siquiera verla de cerca. Mientras tanto, la Causa Penal por Abuso seguía avanzando al igual que la Causa por Violencia Familiar que G.N. inició para recuperar a su hijita.

Posteriormente la joven sufrió un shock traumático, por lo cual fue derivada al Servicio de Salud Mental del Hospital Eva Perón y su hijo más pequeño, producto de otra pareja, quedó a cargo de la abuela materna, pareja del abusador.

Tras unos días de internación, G.N. se encontraba estable y sin medicación. Una vez dada de alta, desde Tigre continuaban teniendo entrevistas de seguimiento con ella, para fortalecer su estado y ayudarla a comprender los derechos que la asisten como mujer y como víctima.

En las entrevistas que el Municipio realizó con la madre de la joven, la misma sostenía que su hija había hecho denuncias falsas por las que iba ir presa, que la denuncia que indicaba que el abuso había sido en su casa y por su marido no podía ser cierta ya que íl la había criado. “Yo sí por quí pasó lo de la denuncia de mi hija, es porque mi marido nunca hizo diferencia entre los hijos biológicos de íl y mis hijos anteriores. Es más, le daba más cosas a ella que a los otros. “A su nieta ni muerta se la devolvía a G.N., antes de dársela viva que se la lleve en un cajón”, sostenía.

Finalmente, las pruebas dieron el 99,999999998% de probabilidades positivas que la hija mayor de la víctima fuera efectivamente hija de su padrastro. El día de la detención, la Policía se llevó al imputado de su hogar y luego profesionales de la Dirección de Políticas de Gínero y Violencia Familiar y del Servicio Local de Infancia de Tigre participaron del allanamiento a realizarse en ese domicilio. Asimismo, se coordinó con un Hogar de Tránsito para mujeres en estado de vulnerabilidad para que G.N. tuviera abrigo y albergue en su delicada situación. Luego de un mes y medio de permanecer allí, volvió a vivir con su pareja actual.

Pero allí no termino todo. Por problemas de vivienda, la joven tuvo que volver a vivir a la casa materna, donde su madre le hizo firmar un papel en el que constaba que la denuncia era falsa y era producto de abuso de drogas. Para desbaratar esta manipulación, un trabajo coordinado con la Fiscalía permitió que dicho órgano judicial pudiera establecer la estrategia probatoria del Juicio Oral no solo en el ADN sino en la situación de Violencia Familiar a la que esta joven había sido sometida durante casi toda su vida.

Para ello se tomó como prueba fundamental las declaraciones hechas por profesionales que integran el Programa de Violencia de Tigre, así como la prueba documental que daba cuenta de la manipulación de la madre hacia la joven. Durante el Juicio Oral, que se llevó a cabo hace poco más de un mes en el Tribunal en lo Criminal N°5 del Departamento Judicial de San Isidro, esos testimonios fueron decisivos para probar el contexto de abuso y violencia familiar que se sufría en esa casa.

Tras los alegatos, el Fiscal solicito 34 años de prisión por los abusos sexuales con acceso carnal y calificado que le habían sucedido a la joven entre los 11 y los 16 años. En dicha audiencia el fiscal inició actuaciones contra la madre de la joven por el delito de abandono de persona, ya que consideraba que los daños graves psicológicos que G.N. evidenciaba habían sido consecuencia inmediata del abandono y sometimiento al que había sido expuesta por la madre.

A la semana del Juicio Oral, el Tribunal emitió la sentencia que condenó al imputado a la pena de 20 años de prisión de cumplimiento efectivo, por considerarlo autor material del delito de Abuso Sexual Calificado con acceso carnal. Una sentencia que se logró a travís del trabajo articulado y comprometido, ya que la complejidad del caso precisó, además de la investigación del delito, de un análisis del contexto y la problemática familiar, en el que jugó un rol clave el Municipio de Tigre.

Fuente: infoban.com.ar