Un análisis de los que se vislumbran como los ejes del posible futuro período presidencial, desde una posición apartidaria. Los tírminos usuales para definir a los políticos, los partidos y los gobiernos, dejaron de tener utilidad, no definen nada; La Nación, en la línea argumental del Departamento de Estado que queda en Washington, habla de Cristina y Nístor como “populistas”. Página 12 confía en un supuesto “progresismo”, a Alfonsín le preocupa que Cristina es “irritable”, a Macri, que ambos de la pareja son “peleadores”.
¿Sirven estos adjetivos para analizar a la política como fenómeno móvil, que viene de un lado y va para otro, en un movimiento dialíctico, de interacción de fuerzas que lo aceleran, que chocan con otras que la frenan? No, no sirven, tampoco sirve recurrir a los vocablos antiguos como “Peronista”, “Derecha”, “Izquierda”
La señora Cristina Elizabeth Fernández Wilhem de Kirchner es neodesarrollista, como su marido, su casi seguro posible gobierno mantendrá y profundizará, de manera gradual, las características centrales de íste de su esposo.
Cuando el Pingüino asumió, 4 años antes de lo que pensaba, más de la mitad de los casi 40 millones de argentinos estaba en la lona, en la pobreza o la indigencia, los arquitectos manejando taxis, los ingenieros que se iban de lavacopas a Europa, los obreros arrastrando los carritos cartoneros. Hoy no hay un profesional haciendo de taxista, solamente en el Partido de San Martín se abren fábricas todos los días, y no hace falta ser vidente para observar las colas de pasajeros esperando que los colectivos los lleven a las empresas industriales. Se crearon más de 2 millones de puestos de trabajo genuino, se jubilaron a más de 1 millón de amas de casa que son las que aguantaron con su lomo las distintas crisis, medida injustamente criticada ya que constituye una reivindicación de las más explotadas, las mujeres del pueblo. No se puede medir la mejora en la economía informal, pero se puede afirmar que entre 10 y 15 millones de personas están mejor que hace 4 años; por supuesto que todos merecemos mejorar más, y que todavía hay 5 millones de argentinos en la malaria más absoluta. Esta es la verdad, pero no se debe perder de vista que durante los 10 años de mandato de Menem se cerraron 36.500 empresas industriales, 10 por día, cada día que nos gobernó, para que el país llegue al nivel que tenía en esos años, debe abrir 10 empresas por día durante 10 años.
La educación sufre un proceso de deterioro desde la Noche de los Bastones Largos, en el año 1966, se lo está empezando a revertir, pero los docentes no se vuelven genios por decreto, harán falta años para, si alguna vez ocurre, se vuelva al país mejor educado del continente.
El valor del salario depende más de la disposición a construir organizaciones sindicales sólidas por parte de la clase obrera, de limpiar sus sindicatos de la peste burocrática, que de la voluntad del empresariado de elevar los sueldos por lástima o caridad, pero no parece que CFK se oponga a que los obreros luchen, los que ven represión kirchnerista olvidan lo que pasó en este país, son hipócritas, todos los días hay manifestaciones a las que nadie les pide documentos, hay formas y formas de luchar.
El Peronismo es un producto combinado de la guerra y la posguerra, durante la última gran conflagración mundial nuestro país, sus militares, se refugiaron en la neutralidad para no tener que pasar la vergüenza de reconocerse filo-nazis, aunque la economía dependía centralmente de Inglaterra; por tal, en la posguerra se resistieron a la hegemonía yanki; en la guerra fría intentaron una equidistancia de los dos polos, el famoso “Ni Yankis ni marxistas”
Hoy en el mundo, gracias a la caída de los modelos soviíticos, y el capitalismo asentado gracias a la globalización, la discusión central es entre los neoliberales y los neodesarrollistas, no hay hoy otra opción viable.
Neoliberalismo es Menem, económicamente desindustrialización con endeudamiento, enfriamiento del consumo interno para frenar la tendencia inflacionaria, díficit cero para poder pagar las deudas. Socialmente, mayor inequidad social; políticamente, alineamiento carnal con las potencias hegemónicas, pírdida de la soberanía en función de planes globalizantes de organismos como el FMI.
CFK será más de lo que hay ahora. Reindustrialización, obra pública, recalentamiento de la economía a partir de incorporación de grandes sectores sociales al consumo,
bancándose la inflación consiguiente, superávit primario y comercial, freno a las exigencias de los organismos internacionales.
O sea, la Argentina, con CFK, va a seguir creciendo, muy posiblemente a un ritmo menor, va a seguir disminuyendo el índice de desempleo, y aumentando la creación de establecimientos industriales, seguirá mejorando, pero a ritmo más lento, el salario de los empleos formales, se intentará aumentar grandemente la incorporación al blanco de trabajadores hoy en la informalidad.
Para un país que económicamente vivió una crisis casi terminal no hace tanto, 8 años de tranquilidad y crecimiento no es poco, desde ese punto de vista no habrá sorpresas. Las áreas en las cuales la salida de la etapa neoliberal todavía ni se vio, como la energítica, tampoco brindará grandes sorpresas, pero es posible que dentro de cuatro años Enarsa sea una empresa estatal ya no fantasma, y controle el 15 o 20 % del mercado petrolero nacional.. No vamos hacia la nacionalización como Evo, la política petrolera será similar a la de Brasilia.
Políticamente se tratará de avanzar en la institucionalización mediante una reforma a la ley de partidos políticos, para que la elección de dentro de dos años y las futuras no presente esta confusión de boletas, y se establezcan grandes bloques, unos con un tinte más socialdemócrata y latinoamericano, otros más proyankis u otras fuerzas del primer mundo. Dependerá de la vocación puesta en práctica para construir liderazgos regionales de las nuevas figuras, cualquier posibilidad de renovación, tampoco esto cae del cielo.
Se tratará de mejorar la Justicia, mediante la renovación de cuadros judiciales, muchos jueces vienen de la Argentina de la vergüenza, de la Dictadura y el Menemismo, pero no esperen que el gobierno entre con la Gendarmería a los tribunales y se lleve a los jueces deshonestos de los pelos, será un proceso gradual . Se avanzará en cuestiones de Derechos Humanos tambiín gradualmente; muchos críticos de la gestión kirchnerista desconocen u ocultan que el presidente integró a sectores víctimas de distintas situaciones trágicas al mecanismo de decisiones estatales, no sólo a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, muchos familiares de víctimas del gatillo fácil participan del Plan Nacional Antiimpunidad, y lo mismo ocurre con familiares de víctimas de accidentes viales, como los padres del Colegio Ecos, que participan de campañas estatales por una mayor seguridad vial. Este criterio se profundizará en la medida que no sea el propio Estado el que encuentre las maneras de solucionar los problemas, lo que desgraciadamente no depende de una decisión presidencial.
Internacionalmente, si hay un cambio de rumbo en la política estadounidense, esto es, si gana las próximas elecciones Hillary Clinton o el negrito Obama, sin caer en relaciones carnales la Argentina se acercará a Washington, por el contrario, si gana de vuelta el Partido Republicano, CFK mantendrá este alejamiento táctico, que no perjudica al país, porque en Washington saben que la Argentina es un factor de equilibrio regional para aplacar a Chávez, Evo Morales, Correa, etc.
Precisamente ese será el rol de nuestro país en el bloque regional, el equilibrio entre un Chávez que quiere ir en quinta a fondo, y la burguesía paulista que impone los límites a Lula, a quien no le gustan los cambios vertiginosos cuando constituyen un peligro para su preponderancia regional
Si el votante confía en que CFK establecerá una tendencia hacia las “desperonización”, por un lado sí, mantendrá la vigencia de los sectores socialdemócratas en la política, la alianza con el viejo Frente Grande y los Movimientos Sociales, pero no les mostrará la tarjeta roja a los Ishi, los Othacehí, los Cariglino, la renovación será de a poco y dependerá de fenómenos locales, como ocurre en Tigre, donde aparece la solidez de la construcción de Sergio Massa, la única cara nueva del viejo peronismo que se “aggiorna”,de la solidez local, no dependiente de favores nacionales, de esas construcciones dependerá que cambien las caras.
Esto es, básica y someramente, lo que puede esperar del hipotítico gobierno kirchnerista de segunda generación, Cualquiera de los otros candidatos sabe que no tiene posibilidades de ganar y gobernar, Lilita y Lavagna carecen de construcción territorial, el 99% de quienes gobiernan provincias y municipios acompaña al FPV, ¿quí le queda al votante común? ¿Agachar la cabeza ante lo inevitable? Desde estas humildes líneas nos tomamos el atrevimiento de aconsejarle que, si usted cree que lo mejor para el país es volver al menemismo, no elija a Lavagna ni a Lilita, porque no son neoliberales, aunque la chaqueña haya anunciado que su ministro de economía sería Prat Gay, que lo fue en grado sumo pero ya ha cambiado.
Si usted responde a los cánones de lo que se podría llamar derecha, si usted es un puro, pero simpático “gorilón”, vote a Sobish o a López Murphy, ese será todo un mensaje para las fuerzas hegemónicas que hoy acompañan al Kirchnerismo.
Por el contrario, si lo pone nervioso que los cambios sean tan lentos, o en algunas áreas inexistentes, vote a Pino Solanas, o a diputados como Vilma Ripoll, lo que tambiín será leído por los estrategas K.
Pero vaya tranquilo a disfrutar de un gobierno que el argentino medio merece que dure, en la tranquilidad y el crecimiento, aunque los tomates estís por las nubes, en vez de tomates rellenos, dele a las milanesas, que están baratísimas y nadie habla de las cosas buenas.

Fuente: infoban.com.ar