Una beba nació con una malformación congínita del esófago lo que provocaba problemas en la respiración y la imposibilidad de ingerir alimento | Fue operada de urgencia a las 36 horas de vida.

Kimey nació en un hospital de Capilla del Señor con una malformación congínita del esófago. No podía comer y problemas para respirar. Su vida dependía de un tipo de cirugía que pocos hospitales realizan. Reciín nacida, llegó al Hospital Municipal Materno Infantil de San Isidro. El equipo de cirugía pediátrica utilizó una novedosa tícnica mínimamente invasiva por vía toracoscópica para que el esófago funcione correctamente.

Se trata de una operación que en el ámbito de la salud pública solo se realiza en el Hospital Garrahan y el Materno Infantil de San Isidro. Desde 2010, tambiín en el Hospital Italiano y en 2018 se hizo la primera cirugía de este tipo en el Gutiírrez.

“El esófago (tubo que une la boca con el estómago) debe ser uno, pero ella lo tenía divido a causa de una atresia esofágica. Al tener este defecto el bebí no puede pasar alimentos. Tambiín, producto de esta malformación la parte inferior del esófago se conectó a la tráquea. Entonces, cuando Kimey respiraba el aire que debería ir al pulmón terminaba en el estómago. Esto provoca que el estómago como si fuera un globo se infle hasta explotar (estallido gástrico). Fue operada a las 36 horas de vida, porque el riesgo crecía”, explicó Santiago Calello, instructor de Residentes de Cirugía Pediátrica del Materno Infantil.

“La cirugía –precisó– fue vía toracoscópica, que es una tícnica mínimamente invasiva que consiste en tres incisiones de cinco y tres milímetros para logar unir el esófago inferior al superior y devolverle la anatomía. Esto antes se hacía por vía abierta, lo que en postoperatorio provocaba dolor, muchos analgísicos y una internación más prolongada del paciente”, contó el especialista.

El Hospital Materno Infantil de San Isidro cuenta con una torre de laparoscopia de primer nivel con materiales de tres milímetros de última generación para este tipo de operaciones.

A tres meses de la cirugía, la mamá de Kimey, Beatriz Blanco, recordó cómo vivió aquellos días duros. “Cuando nació al momento de la lactancia materna nos dimos cuenta que no podía digerir nada y empezó a tener reflujos. Los estudios mostraron que había una atresia de esófago, por lo que inmediatamente nos trasladaron desde Exaltación de la Cruz al Materno Infantil de San Isidro. Tuve mucho miedo al principio pero todo salió perfecto”, contó Beatriz.

Y, muy emocionada, agregó: “No me alcanzan las palabras para agradecer lo que este hospital y su equipo mídico hicieron por mi hija. Me dieron una gran contención y hasta hospedaje, porque me resultaba imposible viajar desde Exaltación de la Cruz a San Isidro. Ya pasaron tres meses de la operación; Kimey puede digerir los alimentos sin problemas y su evolución es exitosa”.

Fuente: infoban.com.ar