Mientras por un lado Axel busca esconderle a los intendentes sin que se den cuenta la discrecionalidad de ciertas partidas, y por el otro tienen que aceitar su convocatoria para el Día de la Lealtad y llenar el campo del Estadio Único por si la jefa se lanza, los intendentes mastican bronca por el presupuesto de la provincia de Buenos Aires.
De una de las tantas reuniones de las últimas semanas lo único que obtuvieron fue el almuerzo gratis y la certeza de que cada vez el gobernador agudiza el control de sus gastos, cuestión que no le simpatiza en absoluto a los que ya se acostumbraron a disponer de los ingresos por los plazos fijos, que para muchos municipios representa casi más que el mismo ABL.
