Por Carmela Moreau :: La autora realiza un análisis político de la situación institucional en el país vecino.

El golpe de Estado perpetrado en la República Plurinacional de Bolivia contra Evo Morales, pergeñado por una minoría blanca dueña del capital que se vio perjudicada por la nacionalización de empresas y los recursos hidrocarburíferos del país, como el gas natural, con amplio apoyo de las FFAA nos advierte del peligro que corren las democracias del continente.

El gobierno de Macri, en consonancia con EEUU no admite que se trate de un golpe de Estado, mientras que en la sesión especial que se llevará a cabo mañana en el recinto de la Cámara de Diputados, la oposición condenará el golpe y llamará a una solución democrática dentro de la legalidad constitucional.

El ex presidente boliviano recibió asilo en Míxico que, siguiendo las Convenciones sobre Asilo de La Habana de 1928 y sobre Asilo Diplomático firmada en Caracas en 1954, siempre se ha caracterizado por su tradición en materia de protección a asilados a lo largo de su historia. La legislación mexicana tambiín reconoce el otorgamiento del asilo político en su Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político de 2011 y en su misma Constitución en su 15°. Míxico ha sido tierra de asilo para personas como Giuseppe Garibaldi, Josí Martí, Luis Buñuel, León Felipe, Rigoberta Menchú y Víctor Raúl Haya de la Torre.

La derecha boliviana no le perdonó a Evo Morales que durante sus tres mandatos consecutivos, hizo crecer la economía a un ritmo del 5% anual y redujo la pobreza en 31 puntos porcentuales, según datos de la Comisión Económica para Amírica Latina y el Caribe (Cepal). Más del 50% de la población son etnias de los pueblos originarios, Evo los integró a todos y los sacó de la marginalidad.

De acuerdo con el organismo de Naciones Unidas, cuando Evo llegó a la Presidencia, en enero de 2006, el Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia era de 9 549 millones de dólares llevándolo en 2018 a las 40725 millones, lo que quiere decir que, durante su gobiernos ese indicador se cuadriplicó en un 326%.

La pobreza bajó de 66.1% a 35.1% y la indigencia pasó de 28.2% a 16.4%.

Evo Morales elevó la recaudación fiscal del gobierno al 26% del PIB, un porcentaje que ubica a Bolivia entre los países latinoamericanos con mayores ingresos tributarios.

En el último informe de perspectivas económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI), Bolivia resultó la economía con el mayor crecimiento económico a finales 2018 con una proyección de 3,9 por ciento.

Aumentó las reservas financieras, llevándolas a a 53.269 millones de dólares.

En 2005, antes de asumir Evo, Bolivia era el segundo país con mayor nivel de deuda externa con el 52 por ciento del PIB. Para 2018, se convirtió en el síptimo país menos endeudado de Latinoamírica, con 24 por ciento de deuda.

En el período 2006-2017, el ingreso anual per cápita pasó de 1.120 dólares a 3.130. La cifra de desempleo bajó de 8,1 a 4,2 por ciento durante el mandato de Morales. Y el modelo económico de su gestión permitió que el 62 por ciento de la población tenga ingresos medios.

Según la Organización Mundial de la Salud, el presupuesto en Sanidad se aumentó entre 2007 y 2014 un 173 por ciento, gracias al enfoque del Gobierno de Evo Morales en la mejora de los derechos sociales, subiendo la esperanza de vida subió de 64 a 71 años.

Fuente: infoban.com.ar