No fue el 17 de octubre del ambientalismo, pero distó mucho de ser un fracaso. Por primera vez la defensa de nuestro ambiente llegó a la histórica plaza.La Asamblea Ambiental Ciudadana de Gualeguaychú, junto con la de Colón, convocaron a todos los amigos que coincidan en proponer sistemas más limpios, menos agresivos para con el entorno natural, a manifestarse en el centro mismo del poder político, cuando el gobierno nacional opta por no echar más leña al fuego y pretende un impasse para ver si los mediadores del rey de España logran desendurecer al gobierno de Tabarí, muy intransigente por cierto.
Mucha juventud suelta, muchos con sus pancartas hechas en su casa, mucha, y positiva, participación de la sociedad civil, grupos ecologistas barriales, sindicatos y organizaciones, un costado de las tradicionales agrupaciones de la izquierda. No era un buen día, con los 34 grados a la sombra, ni una buena hora, pero para quien sepa leer las entrelíneas de los mensajes políticos, quedó claro que la lucha de los entrerrianos está lejos de claudicar, han hecho un gran esfuerzo, lo que los demuestra con la combatividad en alta, y su problema ya adquiere características de conflicto nacional instalado por ellos, los asambleístas.
La charla con algunos participantes pinta un panorama, Kirchner no está mal visto, hay un tremendo desconsuelo por las actitudes de tabarí y el Frente Amplio, ya que de haber podido, Entre Ríos habría votado por ellos. Existía mucha bronca por las fotos que se sacó el viejo dirigente tupamaro Pepe Mujica, ministro de agricultura, con nada menos que Eduardo Duhalde: el gobierno nacional no hizo comentarios, pero la población que concurre a las asambleas y a los cortes lo tomó como una provocación.
Por otro lado, varios "panzaverde" manifestaron que la crisis se come al gobernador Busti, y ven a Martinez Garbino, del sector ligado al intendente de Morón Sabatella, al de Rosario Lifchiftz, y al de Córdoba capital, Luis Juez, como el próximo gobernador.
La manifestación dió rienda suelta a la imaginación popular, una larguisima tira de media sombra negra con botellas de plástico, bolsas y desechos varios, semejaban al Riachuelo, por obra y gracia de la Asamblea de la Boca y Barracas.
Cuando el sol pegaba cruelmente sobre los manifestantes que no sabían donde cubrirse, los entrerrianos se volvian a los micros para retornar a su ciudad, amenazada por un futuro de olores pútridos, humos tóxicos y agua con carga de cloro caliente como para lavar los platos.

Fuente: infoban.com.ar