“Cuando se murió Perón muchos creyeron que se acaba el peronismo, y miren, las ideas deben ser más poderosas que los hombres individualmente, las organizaciones deben trascender a los hombres, y una estructura política se construye con victorias y derrotas colectivas y no de proyectos personales” definió el por entonces Diputado Nacional fallecido este lunes.

Respecto a la vuelta del peronismo a la conducción en Escobar, donde residió desde los años 80 en la localidad de Maschwitz, Landau indicó: “Fui actor de ese proceso, del cual participé con alegría, porque lo que vivimos con (Luis) Patti en Escobar fue una desgracia. Patti, en su proyecto personal, fue aislando al distrito, que se fue atrasando con respecto a sus vecinos. Escobar se quedó atrás no solo en el aspecto de la obra pública, el crecimiento económico, sino también en el caso de la construcción política, el ámbito democrático. Patti concebía las relaciones humanas y políticas como en una comisaría, a algunos obedecía, a casi todos mandaba, y cuando el peronismo trataba de crecer y de hacer pié, siempre encontraba un apoyo en algún dirigente de afuera”.

En ese sentido marcó respecto a las consecuencias de la dictadura en Escobar: “No se hablaba del tema, teníamos indicios, escuchábamos comentarios de los hechos que había cometido Patti, pero el entendimiento total fue durante el juicio, a partir del impulso que dio Néstor a las causas con su apoyo político. Después de pensarlo mucho creo que tiene que ver con el tema de las infiltraciones, que atravesaron familias, amistades, personas que se suponía habían vendido a compañeros después aparecían ligadas a luchas por los Derechos Humanos. Fue un proceso largo, doloroso y complicado. Yo perdí frente a Patti, pero creo haber dejado plantada una bandera, la de la identidad del peronismo, que después, a la larga sirvió”.

Landau repasó sus inicios y cómo se involucró en la política “de una manera natural porque mi papá era funcionario del gobierno de Perón. Recuerdo que para el piberío, yo vivía en la Capital, escribir con tiza, con lápiz, con cualquier cosa, la P y la V de Perón Vuelve, era una señal de identidad y rebeldía. Estaba prohibido nombrar a Perón y a Evita, me acuerdo que yo lo pintaba con jabón en los espejos del Club Universitario. Después, en el 73, tuve mi primer cargo político: asesor del rector de la UBA, Rodolfo Puiggrós, un marxista muy serio que se pasó al peronismo”. Aún conservaba su carnet de la UBA, que mostró y mantuvo a mano durante toda la charla.

Su militancia comenzó a través de la agrupación Guardia de Hierro. “Puiggrós fue una de las personas de las que más aprendí y a las que más respeto. Otra persona de la que me siento honrado de haber conocido y escuchado es a (Arturo) Jauretche, en el bar de Esmeralda y Córdoba donde se sentaba a charlar. Eran verdaderas cátedras, porque cuando éramos chicos nos sentíamos peronistas, pero la ideología vino después, aprendiendo y reflexionando, y obviamente militando”.

Consultado respecto al cargo de apoderado del Partido Justicialista, Landau trazó un paralelo con el fútbol: “Es como estar al arco, si el equipo gana es por todos, pero si pierde tiene la culpa el arquero, pero yo lo disfruto, no lo sufro. Cada elección representa un nuevo desafío. Por ejemplo, (Eduardo) Duhalde me preguntó en el 2003 si un partido podía presentar tres fórmulas; yo le dije que no, pero en ningún lugar estaba escrito. Me dijo que me pusiera a estudiarlo, y eso es lo que permitió que Kirchner terminara siendo presidente. Lo mismo pasó cuando (Carlos) Ruckauf pudo ir como candidato del PJ y de la Ucede, lo que le permitió al peronismo conservar la provincia, o cuando la presidenta (Cristina Fernández) quiso que Scioli fuera gobernador sin tener domicilio en la provincia, asunto que fue a la justicia y terminamos ganando. Hay mil anécdotas”.

Poseedor de la firma que habilitaba las candidaturasdel PJ, murió este lunes a los 74 años luego de luchar contra una larga enfermedad. Tuvo un rol preponderante al momento de los cierres de listas y en el armado de los distintos frentes en las últimas décadas, por lo cual su nombre era conocido por todos y cada uno de los dirigentes peronistas. “Para bien o para mal, es una cuestión religiosa, ya que la Biblia dice que son `muchos los llamados, pero pocos los elegidos´ (risas). Fui apoderado durante las presidencias partidarias de Duhalde, de (Manuel) Quindimil, de (Alberto) Pierri, de (José María) Díaz Bancalari, de (Alberto) Balestrini, de (Hugo) Moyano. Todas personalidades muy impresionantes, todos distintos. No es fácil ponerse a discutir frente a frente con Moyano, para citar a uno”.

Fue Antonio Cafiero quien lo convocó para ocupar el cargo por primera vez un rol partidario. “Cuando perdió la elección interna contra (Carlos) Menem removió a los anteriores y me puso a mí, junto a otros compañeros, el único que quedó fui yo, supongo que porque fui aprendiendo”. Landau fue el apoderado del PJ desde 1988 a nivel provincial y desde 1999 a escala nacional.

En aquella charla con los periodistas de este medio, Jorge Landau repasó sus pasiones fuera de la política. “Soy un apasionado de la literatura, de la plástica y de la música. Amo la ópera, soy abonado al Colón (durante toda la entrevista la radio sintonizada en Nacional Clásica) y me gusta mucho el rock nacional, fundamentalmente Los Redondos. Siempre los iba a ver. Fui a Obras el día que mataron a Walter Bulacio, a Huracán cuando tocaron por primera vez en un estadio de fútbol. Tienen letras tan potentes que hay frases que siempre me acompañan, por ejemplo, para definir a La Cámpora, qué mejor que esa parte de Ji-Ji-Jí que dice `esos niños son como bombas pequeñitas´ (risas); para definir a la Carrió, es un `ángel de la soledad y de la desolación´; cuando preparás un congreso del peronismo, `ensayo general para la farsa actual, teatro antidisturbios´. Las letras de Los Redondos sirven para definir muchas cosas".