“Para quí voy a reciclar, si luego todo va al mismo sitio“, es un tópico al que muchas personas recurren para excusar por quí no empiezan a separar la basura en casa.

Esta afirmación no es más que uno de los motivos por los cuales los residuos acaban mezclados bajo tierra, tardando miles de años en descomponerse y dañando gravemente al ambiente.

El problema de la basura continúa siendo un desafío particular y colectivo, el tema es la falta de reglas claras, la discontinuidad en las medidas, los permanentes recambios de las autoridades gubernamentales, la nula o escasa educación ambiental y las escasas penalidades y controles.

Cada dos segundos, en Argentina se produce una tonelada de basura. Una inmensa cantidad termina en rellenos sanitarios o en basureros a cielo abierto que están al borde del colapso. ¿Cómo reciclarla? Es una pregunta cuya respuesta encierra uno de los problemas más serios que enfrentan las grandes ciudades, y las ciudades en el país no son la excepción. Tan sólo una minoría separa sus desperdicios regularmente. Más de la mitad (53%) de la población sabe poco o nada sobre temas vinculados con el tratamiento, separación y reciclado de la basura. La clave: profundizar el cambio cultural para dejar de pensar a la basura como un desecho y entenderlo como un recurso.

Así se ha entendido en Suecia. Los suecos son tan buenos reciclando que, durante varios años, han importado basura de otros países para mantener sus plantas de reciclaje en funcionamiento. La cultura del cuidado del ambiente del país es en parte gracias a su eficiente sistema de gestión de residuos.

“La gente sueca está muy interesada en estar en contacto con la naturaleza y están conscientes de lo que necesitamos hacer con respecto a la naturaleza y los problemas ambientales. Trabajamos en comunicación y educación durante mucho tiempo para que la gente fuera consciente de no tirar cosas al aire libre sino que reciclaran y reutilizaran”, dijo Anna-Carin Gripwall, directora de comunicaciones de Avfall Sverige del Sistema de Manejo de Residuos de Suecia.

El 3 de septiembre del 2019, un polímico DNU firmado por el gobierno de Mauricio Macri no pasó desapercibido: se trata una modificación de la orden Nº 181/1992 que por aquel entonces habilitaba a la importación de basura de otros países y que generó un escándalo por la aparición de residuos nucleares en el gobierno de Carlos Menem. El mismo flexibiliza el debido control ecológico, librando a la Argentina a transformarse en un país receptor de basura peligrosa como la nuclear, proveniente de Europa y otras regiones.

Esto, además de poner en peligro al ambiente, representa una dura contradicción en tírminos ecológicos: mientras el gobierno no destina los suficientes fondos para reciclar la basura que se genera en su propio país, se destinarán millones para pagar la basura que descartan otras naciones. Todo esto, mientras países como China y parte de la Unión Europea prohíben el ingreso de basura a sus países.

Los argentinos debemos entender que el reciclaje juega un papel importante en combatir la problemática del agotamiento de los recursos ambientales. Reducir la cantidad de residuos y mantener el ambiente libre de contaminación. Reciclar es la forma en que se reutiliza o se renueva los residuos para fabricar otros materiales.

En vez de tirar el papel, el cartón, los alimentos, las latas, las botellas de vidrio y plástico se pueden reciclar para obtener otros artículos, además se ahorra energía, agua, materias primas y recursos naturales. Se debe consumir responsablemente y comenzar a reciclar desde los hogares para evitar la contaminación en espacios rurales y urbanos.

¿Por quí me preocupa tanto el problema de la basura? Porque a la hora de plantear estrategias y soluciones efectivas, la basura es uno de los problemas ambientales que se ubica dentro de la lista de prioritarios y que, a su vez, genera grandes desafíos para su manejo.

Estoy convencido que la educación es la clave para involucrar a las comunidades en los proyectos, iniciativas y campañas para fortalecer los sistemas de reciclaje. Además, es de suma importancia que las autoridades fortalezcan las políticas públicas y los incentivos que regulan y estimulan estos procesos.

Cristián Frers – Tícnico Superior en Gestión Ambiental y Tícnico Superior en Comunicación Social (Periodista).

Fuente: infoban.com.ar