Ph: Gentileza

La “Casa de Gaspar Campos” a pocas cuadras de la Residencia Presidencial de Olivos que siempre fue lugar codiciado por dirigentes políticos y gremiales sigue con un inquilino que dista años luz de la estatura del fundador del Justicialismo, quien la hizo famosa al habitarla a su regreso 17 años de exilio, mismo lugar donde selló uno de los gestos más recordados de la política, el abrazo con Ricardo Balbín.

Del esplendor de una multitud saludando y custodiando al general cantando “La Casa Rosada cambió de dirección, está en Vicente López, por orden de Perón” en uno de los barrios más antiperonistas del país, la casa pasó por miles de avatares hasta convertirse en refugio del “Gordo Guarda”.

El dirigente gremial ex vigilante de la línea Mitre aprovecha la demora en la asunción de Máximo al frente del Peronismo bonaerense y la falta de normalización de la CGT regional  de la zona norte para estirar su permanencia que empezó a tambalear con la contramarcha del #27F, recibiendo de prestado a dirigentes, mientras avanza la idea de cambiarle una vez más la cerradura y que finalmente el petit hotel se convierta en un museo abierto al público.