Dos dirigentes que hoy ostentan importantes cargos en nación y en provincia, no sólo están enfrentados por su posición frente a la polímica por los presos políticos.
Lo que en las últimas horas se vio como la elevación del tono entre los gobiernos de Alberto Fernández en la nación y de Axel Kicillof en la provincia tiene un origen de pago chico. Tanto el jefe de Gabinete Santiago Cafiero como la ministra de Gobierno bonaerense María Teresa García son oriundos de San Isidro.

A la aseveración de Cafiero respecto a que no existen en el país detenidos en condición de presos políticos, sino que se trata de “detenciones arbitrarias”, sobrevinieron fuertes respuestas desde sectores del kirchnerismo.

Si bien hoy el Presidente respaldó la postura de su funcionario y trató de poner fin al tema pidiendo "prudencia" en la discusión sobre la condición de ex funcionarios detenidos en causas por presuntos hechos de corrupción y afirmó que, en la Argentina, no hay "nadie detenido sin causa a disposición del Poder Ejecutivo", condición necesaria, indicó, para definir a un "preso político", Cafiero quedó envuelto en el centro de la polímica.

Y uno de los más certeros ataques provino de María Teresa García. La dirigente que es muy cercana a Cristina Fernández enfrentó en las pasadas elecciones con su candidato en la interna del Frente de Todos de San Isidro al hombre más cercano a Alberto Fernández. Y le ganó.

“Antonio” escribió María Teresa García en su Twitter y lo acompañó por una frase de Antonio Cafiero, el abuelo de Santiago, con la que el ex gobernador manifestó su orgullo de haber sido preso político, una categoría casi intocable para el acervo peronista.

“Cuando me preguntan cuál fue el mejor cargo que ocupí, siempre digo que el haber sido un preso político durante la dictadura. `Haga su cama; póngase firme, tiene permiso para ir al baño´. Dejamos de ser personas, pero eso nos iba creando el sentido de la resistencia”, es la cita de Antonio Cafiero que eligió la sanisidrense, que además eligió la ironía a la confrontación directa evitando nombrar al funcionario nacional, dejando abiertas un sinfín de entrelíneas.

Sumado a la polímica por cuestiones de seguridad entre Sergio Berni y Sabina Frederic, el kirchnerismo parece haber comenzado a marcarle los límites a Alberto Fernández, y cualquier ensayo de proyección hacia la provincia corporizada en su mano derecha, ya tiene control y ese control lo encontró a la vuelta de su casa.

Fuente: infoban.com.ar