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Una importante cantidad de crías de cisnes de cuello negro nacieron durante este invierno en los lagos del complejo de barrios cerrados Nordelta.

Según indicaron desde la desarrolladora, esta especie autóctona encuentra "condiciones muy favorables" para establecerse y anidar en las costas, en parte por el cambio que implementaron en el sistema de poda de la flora lo que se vio reflejado que en el último año casi "se duplicó la cantidad de ejemplares".

Esta ave tan llamativa que habita los lagos de Nordelta, de plumaje negro en su cabeza y cuello, y blanco en el resto de su cuerpo, es una especie autóctona de Sudamérica que tiene la particularidad de ser el único cisne de dos colores en el mundo.

Si bien los cisnes de cuello negro no se encuentran en peligro de extinción y es habitual encontrarlos en los espejos de agua de la Ciudad, hasta antes de la pandemia era muy poco frecuente verlos en grupos grandes, y aún más difícil verlos con sus polluelos. Sólo en algunos sectores alejados donde no se cortaban tanto los juncos costeros.

La gran calidad del agua, la clave del santuario

La importancia de su presencia, aumento en cantidad y el nacimiento de nuevas crías, se vincula al hecho de que las aves son un gran indicador de calidad ambiental, de acuerdo con Constanza Falguera, bióloga y responsable de Factores Ambientales y Lagos de la Asociación Vecinal Nordelta. "Cuando la vegetación acuática se desarrolla absorbe nitrógeno y fósforo que son nutrientes básicos para su crecimiento, evitando de esta forma, su disponibilidad para microorganismos, los cuales pueden provocar la pérdida de calidad de los cuerpos de agua de la ciudad. Por ello la presencia de la vegetación en el agua es fundamental, no solo para la absorción de nutrientes y contaminantes, sino también como zonas de refugio, anidación y alimentación de muchísimas especies típicas de nuestros lagos" explicó la especialista.

En un primer momento, la interrupción de la poda por causa de la cuarentena obligatoria favoreció el crecimiento de los juncos y totoras, las plantas palustres que estas aves necesitan para construir sus nidos. En el reinicio de las actividades, el equipo de Medioambiente notó el cambio en la vegetación y cómo había impactado en la población de los cisnes, por lo que definió cambiar las prioridades en la metodología de corte. De ese modo, se mantiene la vegetación acuática, mejora la calidad del agua y se procura contribuir a este “santuario” para las aves, indicaron.

Más nidos en los lagos

“Los cisnes de cuello negro son sensibles a los cambios en su entorno, pudiendo emigrar si no encuentran los recursos necesarios. La mayor abundancia de vegetación sumergida les proporcionó mayor alimento, mientras que las especies palustres les permitieron generar nidos, los cuales fueron muy visibles durante los meses de julio y agosto” agregó Falguera.

Desde inicios de este año, la poda y mantenimiento de costas se realiza únicamente en zonas de muelles, rampas y canales, de manera de priorizar el entorno del cisne de cuello negro y de las 69 especies diferentes de aves que aportan a la calidad ambiental y ecosistema de nuestra querida ciudad.