Mí nombre es Andrea Rotela soy una persona visible en mi condición de VIH positivo. El día de hoy a las 10 am tenia mi tan ansiado turno para poder vacunarme en el Centro Vacunatorio montado en el Microestadio de la UTN de General Pacheco. Llegue 15 minutos antes, me sentí tranquila ya que todo parecía muy organizado y bajo los protocolos covid-19. Me acerco, me toman la temperatura, muestro mi turno y paso a una mesa frente a una personas que tenía que realizarme una serie de preguntas. Días previos, otras compañeras de militancia en VIH, ya me habían manifestado que al declarar su diagnóstico sintieron la incomodidad del quiebre de la confidencialidad del mismo, ya que a sus entrevistadores les género dudas si era posible o no aplicarle la vacuna a una persona con serología positiva de VIH.

Yo podría haber callado mí diagnóstico. Soy licenciada en trabajo social y también tengo obesidad, por lo que estaba justificada mi vacunación por ese lado, si decidía no declarar el VIH, pero siempre prefiero la verdad y las buenas prácticas. Es así que al momento de decirle a la persona que me atendió que vivo con VIH todo cambio. Solicitó análisis, órdenes médicas, autorizaciones, todo lo que en reuniones que mantuvimos con la Dirección de Sida de la Nación nunca se había hablado.

En ese momento empezó a peligrar mi vacuna. La persona que me atendía fue a hablar con su supervisora, está se acercó a la jefa de vacunadoras y, ante la negativa de todas, volvía a mí pidiéndome que justifique con órdenes médicas o con algo más la aplicación de la vacuna. Traté de mantener la calma todo el tiempo. Llamé por teléfono al director del Hospital Provincial de Tigre, Diego Morera (tengo la suerte de que sea un amigo), me tranquilizó y ofreció ocuparse de la situación.

La palabra del director del Hospital no alcanzó y llamaron a la directora Asociada de la Región Sanitaria V, Silvia Baez, y está llamo a la directora de Medicina Preventiva del Municipio de Tigre y así sucesivamente. En el lapso de una hora mi derecho a la confidencialidad de mi diagnóstico había sido vulnerado por más de 6 o 7 personas, de las que puedo contabilizar porque hablaron conmigo, lo que sucedió para adentro de sus oficinas lo desconozco.

Me llamó Silvia Baez con excelente trato. A esta altura ella ya sabía que yo había sido funcionaria municipal por más de 12 años en Tigre, pese a que nunca lo manifesté en el Centro Vacunatorio. Me ofreció “hacerme el favor” de que me la apliquen hasta que ellos tuvieran más información en relación a la vacuna y personas con VIH positivo.

Conseguí mí vacuna pero me volví a casa con un sabor amargo. Se vulneraron todos mis derechos, nadie me hizo ninguna favor, salvo el director del Hospital que me mandó una orden médica por WhatsApp. Así como yo sentí que el tratamiento que me dieron fue pésimo, al mismo tiempo tengo que decir que fue especial, porque estoy segura que cualquier otra persona que vive con VIH y declara su condición lo más factible es que se vuelva a su casa sin su vacuna.

Por desconocimiento, por falta de información, por poco compromiso del Estado para con las personas viviendo con VIH, por muchos motivos más, no podemos permitir que se nos coaccione el derecho de expresar nuestra serología positiva sin vivir el miedo al rechazo una vez más. Nos pasa en todos los ámbitos. La gente que te quiere te dice: “Ahhh, pero ahora es una enfermera crónica”, y la mayoría de nosotros decimos “sí” pero siempre ese sí está cargado del deseo de que en algún momento sea 100% real, que no sigamos viviendo con miedo a decirlo, y menos cuando se lo estamos expresando al Estado que es quien tiene la obligación de velar por nuestros derechos.

Hoy puedo decir que estoy felizmente vacunada, que el operativo es un éxito, pero un éxito que una vez más no contempla a las personas viviendo con VIH.

Trabajemos en educación

Incorpórennos en la toma de decisiones de protocolos y políticas públicas que nos atañen a nosotros.

Basta de decidir y hablar de nosotros sin nosotros.

No a la discriminación del colectivo de personas viviendo con VIH y enfermedades inmunocomprometidas.

(*) Lic. Andrea Rotela. Frente Nacional por la Salud de las personas viviendo con VIH