El precandidato a diputado nacional de Juntos Facundo Manes dio una extensa entrevista a InfoBAN en la que contó por qué tomó la decisión de involucrarse en política, cómo lo recibió la gente y cuáles son sus proyectos.

"El impacto de la pandemia durará mucho más tiempo que el virus. En este contexto, yo siendo médico, ¿cómo no me voy a involucrar?. Es hora de que todos nos comprometamos" expresó.

-¿Cómo se dio ese proceso de involucramiento en un ámbito como la política siendo un hombre de ciencia?

-La verdad es que, hasta hace dos meses, yo no tenía pensado ser candidato. Pero siempre estuve preocupado por el país. Fui presidente del centro de estudiantes en mi escuela desde el inicio de la democracia. Luego fui a estudiar varios años afuera y decidí volver en el 2001 porque quería aportar mi granito de arena. En el medio de ese caos me pregunté "¿cómo ayudo?". En ese momento me dediqué a hacer lo que sabía: desarrollé laboratorios e institutos para que la Argentina tuviera un lugar aún más relevante en la neurociencia cognitiva mundial. También colaboré con gobiernos provinciales, municipales y nacionales. Durante todo el año pasado y gran parte del actual tratamos de ayudar a las personas que están atravesando síntomas de ansiedad y depresión como consecuencia de la pandemia. En el paso a la política creo que siempre discutimos el quién y no el para qué. Hoy en medio de esta enorme crisis veo claramente el para qué y llegó el momento de involucrarnos todos.

-¿Cómo ve a la Argentina en esta situación tan crítica por la pandemia?

-Yo veo mucho dolor en este momento. Y los médicos no especulamos con el dolor, no huimos de él sino más bien todo lo contrario: nos entrenamos para ayudar a sanar, para abrazar el dolor. La Argentina está enferma. Tenemos un país que involuciona cada día y no tenemos un proyecto futuro. Los argentinos estamos atravesando la peor crisis de nuestra historia. Es la crisis de salud más grande de la historia moderna, pero además viene aparejada con una profunda crisis económica, educativa y psicológica. El impacto de la pandemia y de la extensa cuarentena tuvo serias repercusiones en la salud mental de los ciudadanos, y hoy vemos aumentar de manera alarmante los casos de ansiedad, de angustia y de depresión. Además, ese impacto durará mucho más tiempo que el virus. En este contexto, yo siendo médico, ¿cómo no me voy a involucrar?. Es hora de que todos nos comprometamos. La pandemia agarró a nuestro país muy frágil. El momento de reconstruir el país, de estar más fuertes, era antes. Ahora necesitamos estar unidos, proyectar el modelo de país que queremos y trabajar juntos para lograrlo.

-¿Se puede salir de esta situación? ¿Por dónde?

-De nuevo, yo soy médico. Y los médicos quieren diagnosticar y hacer tratamientos para curar y ayudar a vivir mejor. Para mí, la Argentina no tiene el tratamiento correcto. Por eso soy optimista. Si viene un paciente que es diabético y se siente mal, yo soy optimista porque sé que no hizo el tratamiento correcto pero sí sabemos cuál es el camino para que se mejore realmente. Yo tengo muy definido ese propósito: tratar de colaborar para unir a los argentinos, que dejemos de pelear y encaremos el desarrollo de nuestro país. Y por eso decidí involucrarme y dar el paso.

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-¿Cuáles son sus proyectos si llega a ocupar una banca en el Congreso?

-Argentina transita hace décadas una trampa de subdesarrollo. Desde que yo nací, nos tocó atravesar 21 años de contracción económica. Somos el país del mundo con más años de caída. Necesitamos reformas y transformaciones que ataquen las causas y no solo los síntomas de nuestros problemas. Y no puede ser con las mismas prácticas que nos trajeron hasta acá. No podemos seguir poniendo parches cuando tenemos evidencia suficiente de que ese no es el tratamiento adecuado, de que no es la solución. Tenemos que salir de esa trampa e iniciar el camino del desarrollo.

Ahora, cuando nos preguntamos qué hacemos para desarrollarnos como país aparecen los candidatos de siempre: el campo, Vaca Muerta, los minerales. Y, si bien es obvio que tenemos que aprovechar nuestros recursos naturales, hay una cosa que tenemos que entender: con nuestra riqueza natural no alcanza. Tenemos que erradicar el mito de que somos ricos gracias a nuestros recursos naturales porque no lo somos, o al menos no tanto. Somos potencialmente ricos. Para salir de esta trampa hay que mirar al futuro, reconocer el retraso y comenzar a aprender. Debemos encarar un rápido y sostenido aprendizaje tecnológico. Tenemos que entender que la economía de hoy es la economía del conocimiento. Esa será nuestra verdadera riqueza y el principal motor del progreso. En todas las áreas logra productos y servicios cada vez mejores para la humanidad y en el futuro deberán además mejorar toda la vida en el planeta. Además, el conocimiento no es sólo la fuente del crecimiento, sino que es también una gran herramienta de justicia social. Los productos poco complejos incorporan poco trabajo, no brindan un rol a cada uno en nuestra comunidad y desaprovechan nuestro potencial. Y yo quiero transmitirle a esa gente que ellos mismos son el motor de prosperidad de nuestra economía. Una comunidad interactuando, imaginando, pensando, creando, innovando, es la principal riqueza de los argentinos. Y ahí tenemos otra de las claves del paradigma del conocimiento: el desarrollo del capital humano. Si los futuros trabajadores no reciben una educación pertinente que facilite su inserción laboral, o si los trabajadores actuales no tienen una oferta de formación profesional que los entrene para las nuevas demandas del mercado y terminan en ocupaciones de baja productividad, precarias e informales, que producen poco y no pueden aportar al sistema previsional, no tenemos ni crecimiento ni inclusión.

En un contexto sin espacio para seguir aumentando el gasto público, con exportaciones estancadas y sin incentivos para invertir, sumar trabajo es la puerta más cercana, si no la única, al crecimiento. Todos los países que se han desarrollado tuvieron y mantienen importantes políticas de empleo. Educación, trabajo y conocimiento aplicado a la creación de riqueza son los ejes para salir de está espiral en caída en la que estamos hace décadas. Puede sonar simple (o simplista) pero ahí está la verdadera puerta para salir de esta trampa. Ese debe ser el gran sueño colectivo que nos permita formar un proyecto de país. Que nos haga levantarnos todas las mañanas con esperanza. Un futuro con racionalidad económica, calidad institucional y sensibilidad social. Y para lograr ese proyecto necesitamos a la mayoría de la sociedad comprometida. No queremos una sociedad del sálvese quien pueda, ni la sociedad de “se salva quien yo quiero”. Solo así se puede revertir la situación de la Argentina: unidos detrás de un sueño común que nos saque de esta crisis tan tremenda que estamos atravesando y nos encamine de una vez por todas hacia el desarrollo.

-¿Cómo han sido estos primeros días de campaña y el contacto directo con la gente?

-Realmente estoy muy sorprendido con la increíble recepción que hemos tenido por parte de la gente. En este último mes y medio que estuvimos recorriendo muchas ciudades y pueblos del interior de la provincia, me asombró profundamente ver cómo se nos acercaron grandes y chicos para charlar y compartir nuestra visión de país. Es algo muy emocionante. Hay una gran movilización de los ciudadanos que, como yo, se están involucrando para no renunciar a la Argentina. Hay mucha gente que volvió a tener esperanza, que se aleja de las viejas prácticas y de los personalismos y que se acerca a los ideales que tenemos que perseguir para conformar un proyecto de país entre todos.

En la otra vereda, también estoy muy sorprendido por las críticas que he recibido. Muchos de las personas que en el pasado me han pedido que me involucre, hoy me critican duramente. Pero, como siempre he dicho, esas críticas hablan más de los demás que de mí. Estoy muy contento con el movimiento que estamos gestando. Cuando uno tiene una causa y es parte de un proyecto superador como es para nosotros la Revolución del Conocimiento, las críticas no importan. El proyecto es mucho más que uno. Y esto es imparable, no tiene techo ni fecha de vencimiento.

-¿Qué otras localidades tiene pensado visitar en los días venideros?

-Hoy estaremos en La Matanza, mañana en Chivilcoy y Junín, el viernes en Bahía Blanca, el sábado en La Plata, el domingo en Tigre. Y así seguiremos recorriendo toda la provincia para seguir dando el paso, convocando a esta revolución del conocimiento y comprometiéndonos con la nueva Argentina que necesitamos. Y sabemos que la gente nos seguirá acompañando como hasta ahora.